Cincuenta años de misericordias del Señor

Por: Vita et Pax. Kigali (Rwanda)

El domingo, 1 de diciembre, fuimos a Kabuga para celebrar las Bodas de Oro de la consagración de Milagros. Kabuga es el lugar de trabajo, mejor, la misión que le ha sido confiada a Milagros para la construcción del Reino.

Cincuenta años en Ruanda

Los cristianos  han querido agradecer al Señor el regalo que han recibido con su presencia, en la parroquia y en su pueblo. Celebramos la Eucaristía con el pueblo, fundamentalmente, jóvenes y niños.  D. Juan  Bautista nos ha dicho, en la homilía, que estaban felices de compartir con Milagros el gozo de 50 años de Consagración.

Cincuenta años en Ruanda

“No hemos podido ir a España para acompañarte, pero te agradecemos que hayas aceptado venir para compartir con nosotros. Tu misión aquí es un testimonio de entrega al Señor, sobre todo, por tu amor a los pobres”.

Al terminar la Misa, se ha visto rodeada por la gente que le felicitaba y saludaba con todo cariño y sencillez. Después hemos pasado a la sala, preparada con primor, para compartir la comida. Después de bendecir la mesa y cantar “JUBILATE DEO, JUBILATE OMNIS TERRA”, hemos seguido el protocolo, con la presentación de los invitados y las palabras de bienvenida.

El presidente del Consejo parroquial ha agradecido, en nombre de todos los cristianos, el testimonio de fidelidad de Milagros, no solo para los consagrados, sino también para los matrimonios y las parejas que se preparan al matrimonio. Han dado las gracias a Milagros por todo lo que hace en esa región, donde ejerce su amor maternal y paternal, sobre todo con los huérfanos y los pobres para que tengan una vida más digna.

“Cuando José Ramón, el sacerdote que murió en un “trágico accidente”, descubrió esta región, era como un bosque, sin posibilidad de acceso a la vida cristiana ni  al progreso: educación, salud… Después de su muerte estábamos desanimados… pero el Señor nos envió un consolador… (Shumbuso). Con nuestro Coordinador, tú has hecho mucho más de lo que podíamos esperar. Los sacerdotes  y los cristianos de esta parroquia agradecemos lo que tú nos aportas. ¡Gracias por tu vida consagrada!”

A continuación ha tomado la palabra Charles, el coordinador del Polo de Desarrollo de Kabuga y ha dicho:

 “En el entierro de José Ramón alguien dijo: Cuando la gallina muere, los huevos se pudren. Con Milagros, los huevos han producido muchos más polluelos de lo que podíamos esperar. De Milagros, además de su vida profesional podemos hablar de su humanidad, de su franqueza y de su preocupación por la higiene… Ella nos ha sorprendido al ver como de un proyecto ha podido hacer tres o cuatro!!! Quiero también agradecer a las compañeras de Milagros, el amor que me han manifestado, en mi enfermedad, cuando ella estaba en España y que hoy están aquí con nosotros”.

Cincuenta años en Ruanda

Después de estas palabras, llenas de cariño y agradecimiento a Milagros por su entrega, hemos compartido la comida y después los cantos, los bailes y regalos.

Milagros, antes de terminar la fiesta, ha querido manifestar sus sentimientos de acción de gracias al Señor, en primer lugar por sus padres que la educaron en la fe cristiana; por su vocación, desde los 15 años a la vida misionera, por haber llegado a Rwanda con 27 años y aunque tuvo que partir unos años a España para cuidar  de su madre enferma, siempre su corazón estuvo en Rwanda. A su vuelta trabajó en Cáritas, Medicus Mundi, y por circunstancias llegó a Kabuga, su misión actual para construir el Reino, procurando que todos, pero sobre todo,  los más pobres puedan tener una vida más digna.

Gracias, Milagros, por tu fidelidad al Señor, porque eres esa vasija de barro que El ha ido modelando y llenado de su amor y misericordia para que tú pudieras derramarla por dónde has ido pasando.

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