“De los Santos de la Puerta de ‘al Lado’”
(Papa Francisco)
Solemnidad de todos los Santos.
Por: Sagrario Olza. Vita et Pax. Pamplona

La clave esencial del amor de Dios
Textos Litúrgicos:

Ap 7,2-4,9-14;
Sal 23;
1Jn 3, 1-3;
Mt 5.1-12a

Con motivo de celebrar esta Solemnidad del Calendario Litúrgico recordamos la Exhortación que el Papa Francisco nos ofreció en 2018: “Gaudete et Exultate” (“Alegraos y regocijaos”). Los textos litúrgicos de este día son muy ricos y apropiados para la Fiesta y, como complemento, sería muy bueno leer o repasar el Documento del Papa, que nos anima -cuando llegue nuestro día- a formar parte de la “inmensa muchedumbre que nadie podría contar”, según nos dice la primera lectura: Apocalipsis, 7, 9. El contenido del Documento nos habla “sobre la llamada a la santidad en el mundo actual”. De los santos de la puerta de “al lado”.
Estamos llamadas/os a ser santos… En principio nos puede parecer que es muy difícil dar la respuesta adecuada, que no la puede dar todo el mundo, que los santos son-han sido- personas extraordinarias, a las que podemos admirar y pedirles que sean nuestros intercesores… Podemos añadir la dificultad de responder a esa llamada “en el mundo actual”. En realidad, los declarados santos, han sido personas de nuestra misma condición que –cada uno en su tiempo, con sus posibilidades y fragilidades- creyeron que seguir el camino que señaló Jesús, con su enseñanza y su vida, era el mejor camino para orientar su propia vida.
En el Documento, el Papa nos indica cómo podemos responder a esa llamada, en la vida cotidiana y en el mundo actual. Reconoce que, aunque el mensaje de Jesús nos atrae, las Bienaventuranzas, en realidad el mundo nos lleva hacia otro estilo de vida: es un camino a “contracorriente”.
El capítulo tercero se titula “A la Luz del Maestro” y se hace un comentario a cada una de las Bienaventuranzas que nos relata el evangelista San Mateo (5, 1-12) Es el mismo texto de la liturgia de hoy. Al final del comentario, a cada una de la Bienaventuranzas, el Papa nos da “una pista” o concreción práctica:
    1. “Felices los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”
 “Ser pobre en el corazón, esto es santidad”
      1. “Felices los mansos porque heredarán la tierra”
“Reaccionar con humilde mansedumbre, esto es santidad”
      1. “Felices los que lloran porque ellos serán consolados”
“Saber llorar con los demás, esto es santidad”
      1. “Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados”
“Buscar la justicia con hambre y sed, esto es santidad”
      1. “Felices los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”
“Mirar y actuar con misericordia, esto es santidad”
      1. “Felices los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios”
“Mantener el corazón limpio de todo lo que mancha al amor, esto es santidad”
      1. “Felices los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”
“Sembrar paz a nuestro alrededor, esto es santidad”
      1. “Felices los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”
“Aceptar cada día el camino del Evangelio aunque nos traiga problemas, esto es santidad”
No es fácil vivir “contra corriente” pero no vamos solas/os. Jesús nos acompaña y el Espíritu Santo nos da su fuerza. Tampoco hacemos el camino “en solitario”: “Somos un Pueblo que camina” nos dice el canto. Hay muchos santos “de la puerta de al lado” que nos estimulan: gentes que hacen de su vida un servicio y ayudan a los demás a vivir con dignidad, con alegría, con esperanza… Gentes que promueven acciones solidarias, que quieren y procuran un futuro mejor, un mundo más humano, un mundo fraterno. “Somos un Pueblo”, mejor aún, “Somos una Familia”, “Fratelli Tutti”, todos hermanos. Tomamos unas palabras del Papa Francisco en su reciente Carta Encíclica (nº 8):
“Anhelo que en esta época que nos toca vivir, reconociendo la dignidad de cada persona humana, podamos hacer renacer entre todos un deseo mundial de hermandad… Nadie puede pelear la vida aisladamente… Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude, y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia adelante. ¡Qué importante es soñar juntos!… Los sueños se construyen juntos… Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos…”.
Y terminemos, rezando  con el canto: “Danos valor para la lucha, valor en las tristezas, valor en nuestro afán. Danos la Luz de tu Palabra que guíe nuestros pasos en nuestro caminar. Marcha Señor, junto a nosotras/os…”
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