Duro ataque de Jesús a eclesiásticos y políticos

27º Domingo del T. O. Ciclo A

Extracto del comentario de: Faustino Vilabrille Linares. Gijón

Los sacerdotes del templo de Jerusalén a los que se dirige Jesús en este pasaje del Evangelio CORRESPONDERÍAN a la jerarquía eclesiástica de nuestros días; y los ancianos CORRESPONDERÍAN a los políticos actuales. Los publicanos  CORRESPONDERÍAN a los agnósticos, irreligiosos o incrédulos de hoy.

Jesús les lanza un ataque furibundo tanto a los eclesiásticos como a los políticos. ¿Qué les diría hoy a unos y a otros? La respuesta la da el mismo Jesús cuando les dice: “vino Juan a vosotros enseñándoos  el camino de la justicia y no le creísteis”. 

¿Qué camino de la justicia enseñaba Juan?-Veámoslo con sus propias palabras: “el que tenga dos túnicas (vestidos) que reparta con el que no tiene, y el que tenga de comer que haga lo mismo”.  Los países ricos y las personas ricas, que no lo necesitan, roban legalmente, mientras que los países pobres y las personas pobres, que lo necesitan, roban ilegalmente. Aquellos y aquellas son admirados y consentidos, pero estos y estas son perseguidos, acusados y encarcelados.

Hacer justicia al ser humano y a la creación es la necesidad más grande y urgente de nuestro tiempo. Toda la jerarquía de la Iglesia debería ser conciencia crítica de la sociedad y de si misma, denunciando las injusticias y a los injustos, empezando por su casa y continuando por los grandes banqueros, las multinacionales, los políticos usureros y corruptos, las leyes y decisiones injustas que  benefician a los de arriba y aplastan a los de abajo, como la amnistía fiscal o la reciente Reforma del Código Penal con el aumento generalizado de las penas que afectan a la pequeña delincuencia, es decir, a la de los empobrecidos. Para los grandes “ladrones” amnistía, y para los pequeños más pena.

Seguro que Jesús hoy se colocaría detrás de las vallas de Ceuta y Melilla con los inmigrantes y no delante con el Ministro de Interior y la policía que los echan para atrás. Vamos a Africa a explotar sus riquezas de petróleo, coltán, hierro, cobre, etc. Los hundimos en la miseria y luego no les dejamos entrar en Europa para salir de ella.

Jesús dice que las prostitutas nos precederán en el Reino de los Cielos: Detrás de varios cientos de miles de mujeres que ejercen la prostitución en España,  procedentes la gran mayoría de  países pobres del Tercer Mundo de Africa y América Latina, MISERABLEMENTE EXPLOTADAS Y VEJADAS, está la pobreza extrema a la que las sometemos en esos países. Tener que llegar a legalizar la prostitución supone legalizar la violencia, la discriminación, la explotación, el vilipendio de la mujer y la rastrera bajeza moral de los hombres.

La justicia es el primero y más elemental grado de amor. Luchemos por ella.

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