El Cuerpo y Sangre de Cristo

La Fiesta del Corpus

Por : Carmen Álvarez Ricart.  Vita et Pax. Valencia.

Festividad del  Cuerpo y la Sangre de Cristo, Ciclo B

“Les alimentó con flor de harina”, (Cfr. Salmo 80, 17). Así comienza la antífona de entrada en la Misa de la Solemnidad del Cuerpo y Sangre del Señor. Esta cita y otras en el Antiguo Testamento ya nos hacen pensar en ese Pan que “encierra en sí todo deleite y satisface todos los gustos” (Sab 16, 20)  y que el Nuevo Testamento nos desvela.

Culminada la Pascua, la Iglesia nos proporciona la oportunidad de dedicar un día especialmente, a la contemplación de ese Amor hasta el extremo con el que Jesucristo nos amó, se dio en comida, se dio en bebida, se proyectó como punto de referencia y atracción “Si yo siendo el Maestro y el Señor, os he lavado los pies”,  “debéis lavaros los pies unos a otros”, “como yo he hecho”  (Jn 13, 14-15).

En el Jueves Santo saboreamos todo esto con la respiración contenida, con los sentimientos a veces expresados y a veces mudos; planea la sombra del Viernes Santo, la sombra de la Muerte inminente, sobrepasada después por la Resurrección. Ahora el clima es más sereno, pero ardiente y comprometido.

Te podré cantar, te podré alabar, acompañar, explicitar mi fe si estoy atenta al mandamiento nuevo “Que os améis unos a otros como yo os he amado” (Jn 13, 34) y al encargo y testamento “Haced esto en memoria mía”. En el evangelio de hoy se proclama: “Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: tomad, esto es mi cuerpo. Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron. Y les dijo: esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos” (Lc 22, 19 y Mc 14, 22-24).  Memorial del Señor y actualización a través de los siglos hasta el día de HOY.

¿Qué tenemos que hacer para sintonizar con Jesucristo, Pan vivo y verdadero, procedente del Padre? “Mi Padre es quien os da el verdadero Pan del cielo” (Jn  6, 32).

¿Qué hemos de hacer? Dejarle vivir en nosotros. El invento no es nuestro;  lo inventó Él “como el Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre, así también el que me come vivirá por mí (vivirá de mi Vida)” (Jn 6, 37). Vivir de su Vida, es decir, tener su mentalidad, sus criterios, sus sentimientos; amar con su amor, registrar en nosotros sus preferencias. Que Él se irradie a través de nosotros y generemos Paz. “Señor: danos siempre ese pan” (Jn. 6, 34).

La adoración y toda devoción no se pueden separar de la celebración eucarística y del amor fraterno. Siempre nos ha de preocupar la integración Eucaristía y vida.  Tantos amigos de Jesús a los que llamamos santos y muchos más en cierto anonimato o conocidos, se han alimentado de ese Pan y consecuentemente se han volcado en amor y servicio a veces heroico a los demás, a quienes más lo  necesitaban en cada momento de la Historia.

Una mujer, muy conocida en los ambientes madrileños y valencianos de su época (s.XIX), Micaela Desmasières que cambió su nombre por María Micaela del Stmo. Sacramento y abreviándolo la llamaban significativamente “La Madre Sacramento” expresó su gran amor volcándose en las jóvenes de vida difícil y desviada a las que quiso regenerar y dignificar, culminando su vida contagiada por el cólera que le transmitieron las personas a quienes servía. “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13). Muy evangélico; sobran las palabras.

De la misma fuente bebemos, del mismo Pan nos alimentamos. La llamada es apremiante. San Pablo viene a decir que es una tragedia no discernir el Cuerpo y la Sangre del Señor y nos invita a tomárnoslo muy en serio “Examínese a sí mismo cada uno y luego  coma  del  pan  y  beba  de  la  copa” (I Cor 11, 28). Es muy fuerte la exigencia, muy fuerte la prueba de la fe.

El planteamiento de Jesús en su momento, era algo que rompía todos los moldes, era muy duro, no lo podían aceptar y muchos se fueron; dejaron de ir con Él.  Jesús quiso clarificar las cosas y no mantener equívocos.   Su pregunta a los que quedaron nos tendría que calar en lo más hondo: “¿Vosotros también queréis marcharos?” Pedro es portavoz: “Señor ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros hemos creído que tú eres el Hijo de Dios”. (Jn 6, 60-69)  Con Pedro también lo decimos nosotros  aquí y ahora.

Pues entonces escuchemos algunas de esas palabras de vida, cuyas consecuencias se ven por ejemplo, al final de la parábola del Buen Samaritano: “Vete y haz tú lo mismo” (Lc 10, 37).  O bien: antes de dejar la ofrenda en el altar, reconcíliate con tu hermano (Cfr. Mt 5, 23-24). Eso es lo que Jesucristo nos dice y muchas más cosas…para que actuemos de acuerdo.  Busquemos cada cual, cada grupo, cada familia, cada institución cómo concretar, cómo hacer realidad la coherencia que pide recibir el Cuerpo del Señor con discernimiento. La fe sin obras estaría muerta (Cfr. St 2, 17) y nuestra vocación es vivir.

Hoy se celebra el Día de la caridad.  Cáritas nos ofrece pistas.  El lema propuesto a nivel nacional ya es conocido: “Vive sencillamente para que otros sencillamente puedan vivir”. Asegura también que “La economía de la gratuidad, nos hará felices”. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Con quién? No dejemos los cabos sueltos, no perdamos una nueva oportunidad de amar.

Los grandes ideales motivan y sustentan las grandes realizaciones y otras realizaciones tal vez pequeñas pero mantenidas cada día en la fidelidad. Alimentemos el fuego sagrado.  Santo Tomás de Aquino, en el Oficio de la Fiesta que compuso en su momento, nos brinda la expresión del gran deseo: “¡Oh memorial de la Muerte del Señor, Pan vivo que da la vida al ser humano;  concédeme vivir de ti, (vivir de tu Vida) y saborear siempre tu dulzura!”.

Utilizamos cookies propias y de terceros, para realizar el análisis de la navegación de los usuarios. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración u obtener más información aquí. ACEPTAR
Aviso de cookies
Translate »