“La Llamada de Hoy”

La llamada de Hoy

 

“La Llamada de Hoy”
XVI Domingo TO
Por: Rosa M. Belda Moreno. Laica. Ciudad Real

Lectura del libro de Jeremías (23, 1-6)

“Vosotros dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis”. Leyendo el texto destaco esta frase, que en boca del profeta me hace reflexionar sobre lo que Dios quiere para nosotros. Tal vez que no espantemos a la gente que se acerca a conocerle; que no juzguemos. También puede ser, que cuidemos de las otras, que procuremos la comunión, que animemos la proximidad.

¡Qué difícil tarea! Mientras he compartido viaje con algunas personas creyentes que piensan que hay cristianos “progres” que quieren que la Iglesia desaparezca, veía claro que no sirve de nada “separar”, que eso es diabólico, y que hemos de tender puentes, a pesar de sentir la provocación. ¿Qué nos une? Vamos a trabajar por ello. También me he dado cuenta que poner “etiquetas”, catalogar sirve más para despreciar y “separar”. Conciliar, unir, construir… es una llamada hoy. Dispersar, expulsar, abandonar… no son verbos, creo, que tienen que ver con Dios.

Salmo 22

“Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida”. En el salmo me resuena en esta ocasión este verso. El salmista se dirige a Dios que es fuente de bondad y de misericordia. ¿Qué sería la vida sin pre-sentir esa bondad y esa misericordia de Dios? Invivible. Son demasiadas “cañadas oscuras”. Es un camino lleno de tropiezos. En lo bueno y en lo malo, Ella me acompaña todos los días de mi vida. Intuyo que desea que me dé cuenta.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (2, 13-18)

“Estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz”. En este fragmento, me paro a pensar en lo relativo de la cercanía y la lejanía. Me conecta con la primera lectura y me digo: ¿quién soy yo para rechazar, para juzgar? Jesús hace posible la aproximación, Él me libera de los prejuicios, me ayuda a tender la mano, me invita a acoger y a unir. Jesús me ofrece el regalo de la paz y me pide que extienda su paz. La fuerza procede de Jesús Resucitado. Basta abrirse a Él.

Lectura del Evangelio según San Marcos (6,30-34)

“Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma”. Jesús buscaba un rato de descanso con su gente. Pero no le dejaron. ¡Tanta gente anda sin norte, sin horizonte! A la búsqueda de sentido, intentando encontrar algo de paz, sentirse escuchadas y aceptadas, sedientas de más verdad para su vida. Así andamos. Jesús no lo duda, no mira para otro lado. A pesar de tener sus planes, los rompe por los que buscan un poco de acogida y de cariño. Es que “le dio lástima” verlos tan perdidos.

Ese es nuestro referente hoy. Ese Jesús que “siente”, que se conmueve ante nuestro desconcierto y necesidad. Ese Jesús que acoge y enseña con calma. ¿Estamos dispuestas a hacer lo mismo?

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