“Señor, enséñanos a orar…”

Enseñanos a orar

Domingo 17º del T.O., Ciclo C

Por: Rosa Mary González. Vita et Pax. Tafalla (Navarra)

El relato evangélico de este domingo nos narra la oración tan conocida del “Padre nuestro”. Es curioso, pero cada vez que se lee se descubre algo nuevo. O quizás lo descubrimos porque nuestra vida ha cambiado mucho desde que lo aprendimos, percibimos algo muy hondo en esta oración que aparece tan sencilla.

Jesús está orando, como tantas veces lo hace en sus encuentros con su Padre, y uno de sus discípulos le dice: ”enséñanos a orar, Como Juan enseñó a sus discípulos”. No lo pide para él solo, sino para todo el grupo. Y Jesús también se dirige a todos diciendo. ”Cuando oréis decid…”

Es la primera enseñanza de este pasaje, lo individual pasa a ser comunitario. Nos dirigimos personalmente al Padre, le pedimos que venga su Reino, pero le decimos que nos dé nuestro pan, que nos perdone porque también nosotros perdonamos y que no nos deje caer en la tentación. Tres peticiones aparentemente sencillas pero sabemos que en la vida real de cada día nos es dificilísimo vivirlas. Pedir el pan para mí y para los míos, nos sale de manera espontánea, lo necesitamos para vivir, así como tantas cosas útiles e inútiles que nos hemos ido creando. Pedir el pan para todos y, aún más compartir el nuestro, eso ya es otra cosa. Y eso es lo que Jesús enseñó a sus discípulos y eso mismo nos sigue diciendo aquí y ahora. Tenemos suficientes alimentos en el mundo para que todos y todas quedemos saciados/as, pero mientras unos llenamos los contenedores de lo que nos sobra, tantas gentes de cerca y de lejos lo pasan muy mal por no tener ni lo imprescindible para sobrevivir.

¡Que venga tu reino Señor!, que lo vayamos haciendo presente por nuestros gestos de solidaridad real, por saber pedir perdón y perdonar, porque nos creemos de verdad que eres el Padre Nuestro, porque no sucumbimos a la tentación de poseer cada vez más.

El diálogo del Señor con Abrahán en la lectura del Génesis nos invita a insistir para conseguir lo que deseamos de verdad. Abrahán pide el perdón para el pueblo hasta el agotamiento y termina por conseguirlo. Jesús también dice a sus discípulos que hay que insistir, pedir, buscar, llamar y nuestro Padre celestial nos lo dará. Nos enviará su Espíritu y con El nuestra búsqueda incansable de justicia, de paz, de amor.

Insistir cuando se quiere conseguir algo ha sido, es y será algo fundamental en nuestra vida. Insistimos desde la infancia hasta la vejez. A veces nos ponemos pesados, pero nos da igual, sabemos que manifestando reiteradamente lo que necesitamos, lograremos ablandar el corazón de la otra persona. Abrahán y Jesús nos invitan a traspasar el límite de lo privado cuando vamos buscando un bien común, es la manera de obtenerlo. La experiencia de la vida nos enseña que es necesario trabajar incansablemente para ir consiguiendo pequeñas metas en la búsqueda de la justicia, de la paz, de la solidaridad; teniendo muy presente que es el espíritu del señor quien nos da la fuerza y al que, en medio de las dificultades y cansancios, podemos gritar:¡Abba!, Padre.”

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