“Y vendremos a El…Y haremos morada en él”

haremos morada en él

Domingo 6º de Pascua, Ciclo C

Por: Milagros Sanz. Vita et Pax. Rwanda

La liturgia de éste domingo quiere destacar la promesa de Jesús: “acompañar de forma permanente el caminar de su comunidad en el tiempo y en la historia, hasta hoy. No estamos solas; Jesús resucitado va siempre con nosotras”.

La primera lectura nos presenta a la Iglesia de Jesús   enfrentándose a los retos que van surgiendo en las primeras comunidades y en los primeros tiempos. Constatamos como animados por el Espíritu, los creyentes aprenden  a discernir lo esencial  de lo accesorio y a actualizar lo central de Evangelio, para que el mensaje liberador de Jesús sea acogido por todos los pueblos y culturas. Varios interrogantes nos lanza esta primera lectura:

-Cuales son las practicas actuales que nos impiden descubrir el núcleo del mensaje de cristiano?
-Tenemos conciencia profunda de la presencia del Espíritu en nuestras comunidades?
-Ante los desafíos que la Iglesia debe afrontar hoy, somos capaces de responder con audacia, imaginación, libertad, desprendimiento de prácticas trasnochadas y sobre todo, escuchando al Espíritu?

La Segunda lectura nos presenta  la meta final  del caminar  de la Iglesia: “la nueva Jerusalén”  en la que viviremos  en comunión con Dios, en plenitud y felicidad. Esta certeza tiene que dar un sentido nuevo a nuestro caminar y tiene que alimentar nuestra esperanza. No obstante esto no se realizara sin nosotras, de ahí que nuestra vida tiene que testimoniar de esa comunidad futura  en la que viviremos en plenitud. Por eso la “nueva Jerusalén tiene que ser construida desde el aquí y el ahora  mediante nuestro compromiso por la justicia, el amor y la paz para que nuestro mundo sea un reflejo del mundo futuro que nos espera.

En el evangelio seguimos en el contexto de la “cena de despedida” en el que Jesús acaba de fundar su comunidad, dándole como estatuto el mandamiento del amor. Antes de marcharse les quiere explicar como mantendrán la relación con El y con su Padre. Los discípulos están inquietos y dudan si podrán  seguir el camino que Jesús les ha enseñado y marcado  si El no esta a su lado. Como podrán seguir el “camino ” marcado por Jesús? Seguir este camino  es ni más ni menos que gastar la vida a favor de los hermanos en una entrega total y radical, hasta incluso la muerte. Cómo recibirán de El la fuerza para entregar, día a día la propia vida? Jesús les dice claramente que para seguirle es necesario amarle y guardar su Palabra. Viéndoles preocupados y desanimados Jesús le promete el Espíritu Santo  para recordarles  todo lo que El  les ha  enseñado  y para ayudarles  a interpretar adecuadamente  los retos que el mundo les va a poner en su camino. Al final Jesús les promete la paz no como la da el mundo puesto que Jesús les va a acompañar en todo su caminar ya que  les dice, que aunque se va estará con ellos, que su marcha no es definitiva.

Personalmente me encuentro  a veces con las mismas dudas e inquietudes que los discípulos: Cómo dar respuesta a  los acontecimientos cotidianos  y actuales? Como llevar la paz a una sociedad angustiada por tantos problemas de vida o muerte, de conflicto, de problemas de supervivencia? Soy consciente que el Espíritu de Jesús esta en mi? Dudo de su fuerza de consejero?  De Pacificador…?

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