XXII Domingo del TO
Por: Sagrario Olza. IS. Vita et Pax. Pamplona
Textos Litúrgicos:
Dt. 4, 1-2.6-8
Sal 14
St 1, 16-18. 21-12. 27
Mc 7, 1-8. 14-15. 21-13
“Ayúdame a Ser Coherente”
Ya superamos “el ecuador” del Tiempo Ordinario (22 de 34). En este Tiempo vamos repasando los pasos, mensajes y actitudes de Jesús que nos cuentan los evangelistas. Con corazón abierto escuchamos e interiorizamos lo que Jesús fue diciendo y obrando. No queremos quedarnos engañadas/os en un sentimiento complaciente: “Es cierto, éste es un buen camino que puede llevarnos a un buen fin para todos, a un mundo mejor que el que hoy tenemos” No pensemos como los israelitas que nos señala la primera lectura: “¿Cuál es la gran Nación, cuyos Mandatos y Decretos sean tan justos como toda esta Ley…?”
El Apóstol Santiago, siempre tan concreto, nos recuerda: “Aceptad dócilmente la Palabra que ha sido plantada y es capaz de salvarnos. Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos”.
Es necesario escuchar e interiorizar pero nos queda el tercer paso: ser coherentes. No podemos “lavarnos las manos” para considerarnos limpios, como hacían los fariseos… Jesús nos puede repetir las palabras del profeta Isaías, dirigidas a su Pueblo: “Este Pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío”.
Las Palabras y la Vida de Jesús, caldeando y moviendo nuestro corazón, son capaces de “lavar y mover nuestras manos” para hacer lo que él hizo. Nuestro mundo es muy distinto al de su tiempo pero las necesidades básicas de las personas son las mismas, las que hemos Declarado como “Derechos Humanos”.
Jesús: Tú enseñabas y ponías en práctica lo que decías…
Calienta mi Corazón, Mueve mis Manos
y Ayúdame a ser Coherente!!