Domingo I de Adviento
Por: M. Victoria Cañas. I.S. Vita et Pax. Pamplona
Textos Litúrgicos:
Jer 13, 14-16
Sal 24
1Tes 3,12,4-2
Lc 21,25-28.24-36
Buscando Señales De Esperanza
Un año más se nos abren las puertas al Adviento tiempo privilegiado para preparar la venida del Señor: El Señor viene para acompañar y compartir nuestra vida cotidiana y nuestra historia.
En este primer domingo de Adviento se nos habla de la venida del Señor al final de los tiempos, Jesús anuncia acontecimientos desoladores y tribulaciones, y si levantamos la cabeza para mirar nuestro mundo la imagen no nos resulta extraña, la vida real de cada día nos muestra constantemente tanta violencia, tantas guerras, tantas gentes huyendo de sus países, tanta corrupción y no digamos nada de la DANA tan reciente que se nos ha hecho presente en España asolando vidas y pueblos. Pareciera que con los ojos cerrados se viviera mejor. Pero, por mucho que cerremos los ojos, el sufrimiento no dejará de existir. Jesús pasó por la vida con los ojos bien abiertos.
Tiempo de estar vigilantes y despiertos
Llamados a estar atentas, a no relajarnos, a no anestesiar nuestro corazón permaneciendo encerradas en nuestra propia vida con sus problemas, alegrías y dolores, pero siempre dando vueltas en torno a nosotras mismas…
“Tened cuidado, no se embote vuestro corazón”. Abrámonos a las necesidades de la gente, de los hermanos, pensemos sobre cómo y por quién gastamos nuestras vidas. ¿estoy atenta o soy indiferente?
Tiempo de esperanza
El Adviento nos recuerda que Dios está presente en la historia para conducirla a su plenitud. Dios está presente en la historia de la humanidad, es el «Dios con nosotros», Dios no está lejos, siempre está con nosotros. Camina a nuestro lado para sostenernos. El Señor no nos abandona; nos acompaña en nuestros eventos existenciales para ayudarnos a descubrir el sentido del camino, el significado de lo cotidiano. En medio de las tempestades de la vida, Dios siempre nos tiende la mano y nos libra de las amenazas, y a través de los otros se hace presente.
No puedo por menos que mencionar esas riadas de voluntarios que hemos visto caminar con sus escobas, alimentos, medicinas… dispuestas a meterse en el lodo de tierras levantinas y acudir prestos a ayudar a sus vecinos ¡Qué impresión me causaron ese grupo de senegaleses: manteros y sin papeles que fueron a ayudar! y a todas esas personas que día a día con sus pequeños gestos acogen, acompañan y dignifican la vida de los más excluidos.
Como nos dice el profeta Jer :“Ya llegan días en que cumpliré la promesa. En aquellos días se salvará Juda y en Jerusalén vivirán tranquilos”
Dios no falla nunca en su fidelidad como nos dice la salmista,
A ti Señor, dirijo mi anhelo
En ti confío ¡no quedaré defrauda!
¡Cuánto deseo Señor que me enseñes tus caminos que me enseñes tus sendas!
Tu eres el Dios que me salva. En ti espero todo el día.
“Ya habéis aprendido cómo comportarse para agradar a Dios; pues comportaos así y seguid adelante.” (1Tes 4,2)
¡Levantemos la cabeza, hay señales de esperanza!