Domingo XVII del TO
Por: Mª Ángeles Santamarta. IS. Hijas de la Natividad de Maria. Santiago de Compostela
Textos Litúrgicos:
2Re 4, 42-44
Sal 144
Ef 4, 1-6
Jn 6, 1-15
“Decid a la gente…”
“Decid a la gente…”, así envía Jesús a sus discípulos para que sean misioneros y hablen con la gente invitándoles a estar cómodos, sentados, ante la presencia del Señor Jesús.
En nuestro mundo de hoy existen variopintas realidades que nos interpelan porque la “gente es mucha y pasa hambre”, hemos de confiar que lo que somos y lo que tenemos ¡es tanto! que llega para repartir y sobra porque es y viene de Dios, así nos lo narra el profeta Eliseo en la 1ª lectura y el mismo Jesús en el evangelio.
Mucha veces nuestra mirada se queda en las pocas monedas o en la ofrenda ridícula como lo hicieron los discípulos y los sirvientes; nosotros seguro que usamos alguna de estas expresiones que lo único que testimonían es nuestra incredulidad y poca confianza: “que si no valgo”, “que ya lo haré otro día”, “que no quiero líos”, “que no es mi trabajo”, “que no puedo y me da verguenza”… son tantas las pequeñeces en las que nos paramos que nos olvidamos que quien nos llama y envía es Cristo y su palabra es el ciento por uno: ¡alimenta y sobra para repartir!
Especialmente el evangelio de hoy nos hace elevar la mirada hacia Jesús -sentados en su presencia- para comprender que cualquier situación límite, humanamente hablando; que la misión a la que hemos sido llamados; que la vida de comunidad que somos y vivimos en la Iglesia… tienen su alimento en el mismo Jesús, en la Eucaristía.
Celebremos este domingo haciendo nuestras las palabras de Jesús: “decid a la gente que se siente…, repartid el Pan -mi Cuerpo y mi Sangre- hasta sobrar; pues para esto os he convocado: para vivir una fe, un bautismo, un mismo Espíritu”