Domingo XXVI del TO
Por: Anna M. Lithgow. IS. Hermandad Operarias Evangélicas. Salamanca
Textos Litúrgicos
Num. 11, 25-29
Sal. 18
St. 5, 1-6
Mc. 9, 38-43. 45. 47-48
“No se lo impidáis”
Estas lecturas de este domingo me recuerdan que nuestra sociedad que hoy presume de tolerancia, lo es muy poco. No sólo porque los creyentes estamos mal vistos por una parte de la sociedad, que todavía hoy, nos hace pagar “los pecados de los padres”, sino también en nuestra propia Iglesia, Como leemos en el libro del Eclesiástico, ¡Nada nuevo hay bajo el sol! En tiempos de Moisés los ancianos protestan porque unos que no son los “adecuados” profetizan, en tiempos de Jesús, los discípulos se quejan de algunos que no son de su “grupo” exorcizan y hacen milagros en nombre de Jesús.
La respuesta de Jesús es muy parecida a la de Moisés y que podemos resumir en el título de este comentario: “No se lo impidáis”, porque tanto en un caso como en el otro los protagonistas no son los ancianos, ni los que profetizan, ni aquellos que en tiempo de Jesús hacían milagros. En todos los casos hay un único protagonista: el Espíritu, y a él no le podemos poner vallas, ni cotos, va donde quiere, hace lo que quiere, es él quien nos impulsa, es creador, dador de vida.
Situémonos en el hoy, en el siglo XXI y no miremos fuera de la Iglesia sino dentro, cuántas veces queremos callar a aquellos que no nos parecen dignos de anunciar el Reino, con palabras y obras, porque no son de los nuestros, no son “ortodoxos” o viceversa. El Espíritu es multilingüe, es multitarea, y los que “no son como”, también son portadores de la voluntad de Dios.
Nuestra tarea es no excluir, no discriminar, ser generosos como Dios, que derrama su gracia sobre todos, buenos y malos, ricos y pobres … y esto nos acerca al texto de Santiago desde otra perspectiva, el anuncio del Reino es anuncio de Paz y de Justicia, y de lo que habla Santiago es precisamente de lo que va contra la paz y la justicia, no la riqueza por sí misma, sino la riqueza mal empleada, injusta, que genera conflictos, que es antievangélica, que va contra la voluntad de Dios que es que todos los seres humanos vivan dignamente. ¿A cuántos no le dejamos denunciar estas injusticias, estos conflictos?
Pidamos al Señor que dejemos actuar al Espíritu en nuestros corazones y en los demás y que todos podamos anunciar el Reino de Justicia y Paz que es la Buena Noticia de Jesús.