Domingo XI del TO
Por: Victoria Cañas. IS. Vita et Pax. Pamplona
Textos Liturgicos:
Ez 17,22-24
Sal 91
2 Cor 5,6-10
Mc 4,26-34
Una Semilla Humilde y Modesta
Hoy se nos invita a sembrar el Proyecto de Dios en nuestro mundo. Tanto el evangelio como la primera lectura nos dejan un mensaje patente.
Hemos de reconocer la de veces que caminamos desalentados al ver que nuestros esfuerzos por un mundo más humano no obtienen el éxito esperado, pero es que no somos nosotros los que dirigimos la historia.
En la parábola se nos dice claramente que no somos cosechadores que salen a recoger el fruto, hemos sido llamados a ser sembradores y como tales experimentamos la impotencia humana para que crezca la semilla y es que el avance del Reino no depende de nosotros, nosotros como el labrador, nada podemos hacer para que crezca la semilla.
Eso sí, hay que tener en cuenta que la semilla hay que sembrarla en el momento y el modo oportunos.
¿Qué se le pide al sembrador?
Paciencia
Generalmente tenemos mucha prisa en ver el fruto de lo que hacemos o queremos verificarlo rápidamente en los otros. Podemos constatar en nosotros mismos que tardos somos muchas veces para ir comprendiendo, para entender, para ir dejando crecer las semillas que Dios ha sembrado en cada uno de nosotros. ¿Acaso no experimentamos la paciencia de Dios con nosotros mismos? ¿Como pues nuestra cerrazón y exigencia de cara a los otros, el desánimo al no ver el fruto inmediato?
¿Por qué nos cuesta ver las semillas sembradas de los que nos rodean y quizás no se consideran creyentes ¿
Pequeñez
Son pequeñas las semillas las que podemos y estamos llamados a sembrar. El mismo Jesús nos habla del Reino como una semilla de mostaza, no nos habla de cosas grandes.
En nuestra vida cotidiana, a menudo pasamos por alto la importancia de los pequeños gestos, las palabras sencillas y las acciones humildes, actos de bondad, las palabras de aliento y los gestos de amor
Humildad
El Reino comienza con una humilde y modesta semilla, incluso cuenta con unos sembradores pequeños y pobres ante el mundo, puede pasar desapercibido como la pequeña semilla, pero está llamado a crecer de forma insospechada.
Confianza
El sembrador no sabe cómo crece la semilla, es un proceso que ocurre en lo oculto, en la intimidad de la tierra. Se nos invita a confiar, a saber que, aunque no veamos el crecimiento inmediato, está ocurriendo bajo la superficie.
En cuanto al tiempo, escuchamos que: Hoy es el tiempo adecuado para sembrar la pequeña semilla del Reino.
Y recordemos que: Donde no se siembra, no hay fruto.