XXIV Domingo del TO.
Por: Chus Laveda. IS. Vita et Pax. Guatemala
Textos Litúrgicos:
Is 50, 5-9
Sal 114
St 2, 14-18
Mc 8, 27-35
“Y Ustedes ¿Quién Dicen Que Soy Yo?”
Es la pregunta fundamental que Jesús nos hace a cada persona, no solo en un primer momento como seguidoras y seguidores suyos, sino cada día de nuestra vida. Y es una pregunta difícil de responder… desde la vida.
Porque, a nivel de conocimiento, de teorías aprendidas, desde la reflexión teológica hecha con hondura, podemos saber quién es Jesús, lo que dijo, lo que hizo, su modo de entender la vida, las relaciones, la acogida y las opciones hechas por los más vulnerables. Pero nuestra respuesta, si es desde el solo conocimiento, será una respuesta teórica. No desde la vida, no desde una opción por Jesús y su evangelio, su anuncio de compasión, misericordia y vida plena para toda persona.
Pedro, el apóstol enamorado de Jesús, seguidor incondicional, pero débil tantas veces en su fe, dio su respuesta desde el corazón, animado por la Ruah, que siempre sale al paso de lo que debemos decir y hacer, pero hablándonos desde la hondura del corazón, “Tú eres el Mesías”. ¿Será que se lo dijo porque había estudiado teología, o por lo aprendido de Jesús y su testimonio de vida al servicio y en solidaridad con los más desfavorecidos de su entorno?
Si miramos a Jesús, si sabemos reconocerlo, sabremos la respuesta adecuada. Solo que a menudo la callamos, por no complicarnos la vida, por no asumir la responsabilidad que implica “reconocerle” y seguirle.
No somos coherentes. Hablamos de Jesús, proclamamos su palabra, pero nuestra vida no expresa sus acciones liberadoras, sanadoras, en favor de los más pequeños. No somos testigos, no damos testimonio de lo que decimos creer.
Pero en lo más hondo de nuestro ser humano, sabemos que solo Jesús tiene palabras de vida plena, eterna, la que no acaba nunca, la que nos hace felices por siempre, aún dentro del dolor, la persecución y la vivencia de la injusticia.
Por eso nos cuadran las palabras del profeta Isaías:” El Señor D**s me ha hecho oír sus palabras y yo no me he resistido… por eso no quedaré confundido…cercano está de mí y me hace justicia, ¿quién se atreverá a condenarme?
Es en la vida, en nuestras relaciones con las y los demás, en nuestro actuar, donde confirmamos que sabemos a quién seguimos, de quién nos hemos fiado, que conocemos el Nombre del amigo, el compañero, el hermano y con él anunciamos el Reino de justicia, verdad y vida que fue su anuncio primero y que se nos regala como Buena Noticia.
Dice Isaías: “Cercano está de mí el que me hace justicia, ¿quién luchará contra mí? ¿quién es mi adversario? Que se me enfrente. El Señor es mi ayuda.
Confiadas en su fuerza y en el Nombre de quien decimos conocer, nos comprometemos en la defensa de la verdad que es la Buen Noticia del Reino. Y lo confirmamos con nuestra vida.
¿Quién dices que soy yo? Tú eres el camino, la verdad y la Vida.