“Rogad al Dueño de la Mies que Envíe Obreros a su Mies”

Rogad al Dueño de la Mies que Envíe Obreros a su Mies
Domingo XIV del TO
Por: Luisa Azor. I.S. Hija del Corazón de María. Sevilla

 

Textos Litúrgicos:

Is 66, 10-14
Sal 65
Gál 6, 14-18
Lc 10, 1-12. 17-20

 

“Rogad al Dueño de la Mies que Envíe
Obreros a su Mies” (Lc 10,2).

Esta es quizá la frase que se nos queda grabada en el corazón al escuchar y rezar este evangelio. Es un mensaje clave para el cristiano. Pero a veces podemos perder de vista que los esquemas de Dios son mucho más amplios que nuestras estrechas miras. Es posible (¡y bueno!) que, al escuchar este mandato de Jesús, pidamos al Señor por las vocaciones específicas al sacerdocio, ¡hagámoslo!, pero dejemos que el Espíritu Santo rece en nosotros a su manera, a lo grande…

Todos los bautizados estamos llamados a participar de la única misión de la Iglesia: que toda la humanidad conozca el auténtico AMOR y pueda saberse y vivir como hijo de Dios. Todos estamos llamados a anunciar con la vida y con la palabra la paz de Jesucristo Resucitado, la alegría de hacer vida el evangelio, de vivir en el AMOR… Sacerdotes, matrimonios, seglares, consagrados… todos “obreros”, llamados y enviados a desvelar el Reino de Dios que ya late en el corazón de este bendito mundo.

Pidamos en este domingo la Gracia de estar a la escucha de la llamada que Dios nos hace a cada uno; que podamos experimentar el encuentro con el Señor que nos levanta de la silla, nos desinstala y nos hace desear responder a tanto amor inmerecido y decir: “Señor, ¿qué quieres de mí?”.

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