Domingo XX del TO
Por: Maripi Amigo. IS. Filiación Cordimariana. Madrid

 

Textos Litúrgicos:

Prov 9, 1-6
Sal 33
Ef 5, 15-20
Jn 6, 51-58

“Una Pregunta Controvertida”

 

‘¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?’. Una pregunta controvertida. Se puede entrever cierta intención de sacar los colores a Jesús. Desacreditarlo, ningunearlo. No quieren llegar al ´más allá’ de sus palabras. Cualquier cosa que salga de la boca de Jesús es motivo de desprecio. Los profetas ya hablaban de esto y Jesús hacía referencia a ellos constantemente.

¿Por qué no supieron ver en sus palabras el anuncio profético que se cumpliría en el propio Jesús?

Estos tiempos no son diferentes.

El pecado sigue siendo el mismo. Cuando dejamos a la razón tomar el control por sí sola de la lógica de Dios, perdemos la partida. Desde la fe, descubrimos en el cuerpo y sangre de Jesús el alimento que nos da vida. Desde la razón solitaria, caemos en el absurdo:

cómo va a darnos éste a comer su carne.

Si queremos entrar en la comunión del Padre, debemos seguir el camino que Jesús nos indica: su cuerpo y su sangre. Solo la comunión con el Hijo es verdadera comunión con el Padre. Y qué afortunados somos que Dios mismo nos ha dispuesto el camino.

¡Todo lo recibimos de Él!

 

En la audiencia general del 21 de marzo de 2018 el Papa nos dijo que en la comunión sacramental ‘nos convertimos en lo que recibimos’. Es un atrevimiento pedir convertirnos en cuerpo y sangre entregada hasta el extremo, derramada por otros. Pero es también la verdad de nuestra vida y de la Eucaristía: nos alimentamos del cuerpo y sangre de Jesús para recrear su misma vida. Y eso pasa por vivir a fondo perdido, por desgastar cada aliento en bien de los demás, por vivir oblativamente, hacia afuera. Por cumplir, de manera plena y con todas las consecuencias, el mandato de Jesús: el mandato del amor.