Por: Equipo de Difusión del Carisma.
El día 17 de mayo, en la casa de Pintor López (Valencia) tuvo lugar el Primer Encuentro de los grupos Vida y Paz. Un encuentro histórico, precisamente, por ser el primero y por el deseo de todos los participantes de que se sigan repitiendo. Fue un encuentro sencillo, entrañable, fraterno y muy participativo. La acogida fue cálida, cordial; las compañeras de la casa se desvivieron para que todo estuviese a punto y nos sintiéramos bien.
Como todos nuestros encuentros iniciamos invocando al Espíritu Santo, esta vez, con agradecimiento. Con una sola voz le decíamos: Gracias por el modo en que nos has llamado y convocado a este Primer Encuentro de los Grupos Vida y Paz, gracias porque Tú nos has traído hasta “Pintor López” y nos tienes en la palma de tu mano.
Después leímos unas letras de bienvenida que nos había enviado Victoria Cañas, nuestra Directora General, e hicimos presentes a todas las ausentes, especialmente, al grupo de Barcelona y Guatemala. Y, cómo no, hicimos memoria del “inventor” de todo esto porque como en una primavera de la vida, los grupos Vida y Paz florecen. Y son fruto del Espíritu Santo y de la impronta del fundador de Vita et Pax, el Padre Cornelio Urtasun, que había soñado con estos grupos durante toda su vida. “Estar abiertos a grupos de casados, jóvenes, sacerdotes y a todos aquellos que quieran vivir de nuestra espiritualidad” fue una intuición, un deseo que siempre estuvo en su mente y en su corazón.
A continuación, con gran participación, nos fuimos presentando y compartiendo la experiencia tan rica que supone para nuestra vida la pertenencia a estos grupos Vida y Paz. Algunas personas llevan ya cinco años, otras menos, pero todas coinciden que el “nutrirse” espiritualmente les fortalece para la misión de cada una y cada uno allí donde están.
Y pasamos después a trabajar un tema de reflexión muy propio de nuestra espiritualidad: “Nuestro amigo Jesucristo”. Ser amigas, amigos de Dios es la posibilidad más asombrosa que podemos tener. En la Sagrada Escritura, el mismo Dios se presenta como amigo de la humanidad: un pacto de amistad sella con Abraham, con Moisés, con los profetas… Al enviar a Cristo se mostró como amigo de los hombres y mujeres. Por los Evangelios sabemos que Jesús dio a esta amistad de Dios un rostro de carne viniendo a ser amigo de los seres humanos.
En nuestra espiritualidad, orar es vivir en amistad. Y abarca todo lo que somos y hacemos en su infinidad de formas y matices, nada de nuestra vida queda fuera de la relación con Dios, nada queda a la intemperie, ni le es ajeno. La Amistad con Jesús nos cala la vida entera y nos hace renacer y rehacer.
Entrar en relación con el Amigo es ir creando una relación personal, en el encuentro, en la vida que se va compartiendo, en el silencio o en las palabras… porque la amistad pide correspondencia de vida, adhesión íntima, pide hacer juntos la vida. “Quien tenga fe no puede menos que lanzarse en picado hacia Él a trenzar la más fiera de las amistades. La ley del “dime con quién andas y te diré quién eres” es, entre otras, la razón que nos avasalla para buscar la amistad que Jesucristo nos brinda” (P. Cornelio).
Después de toda la mañana de trabajo nos esperaba una comida suculenta. Una paella que nos reconfortó y una sobremesa larga para poder seguir conociéndonos más.
La Eucaristía, presidida por José Vidal, fue el broche final a una jornada inolvidable. La fiesta litúrgica del día nos mandaba a la misión y el Primer Encuentro de los Grupos Vida y Paz también: Que tu Espíritu nos haga capaces de afrontar los desafíos del mundo de hoy, con corazones compasivos y arriesgados, siempre fieles al don recibido en nuestro Carisma.