“No Terminamos De Comprender”

No terminamos de comprender

 

Domingo de Ramos en La Pasión del Señor
Por: Toni Tatay Nieto. Laico. Cdad CVX I. Ellacuría. València.
Textos Litúrgicos:

Is 50, 4-7
Sal 21
Flp 2, 6-11
Lc 22,14 — 23,56

“No Terminamos De Comprender”

 

La fiesta del “Domingo de Ramos” abre la Semana Santa para los cristianos siendo la celebración de la Pascua nuestra fiesta por excelencia. En ella recordaremos y viviremos la muerte y resurrección de Jesús. Actualizaremos, una vez más, esa “locura” que desborda la lógica humana y es tan difícil de entender: antes y ahora.

Transcribo un texto de Patxi Álvarez S.J que he leído en oración y que resume muy bien lo narrado por Lucas: “Escuchamos sobrecogidos el relato de la pasión según la versión que ofrece Lucas. No terminamos de comprender por qué muere Jesús alguien tan compasivo y magnánimo. Menos aún comprendemos por qué muere el hijo de Dios. Avanzamos confundidos por los acontecimientos que desembocan en la crucifixión de Jesús. El sufrimiento de Jesús es inmenso. Lucas pasa de puntillas sobre el dolor físico, pero describe con detalle el abandono de los suyos, el odio de las autoridades, la burla de los soldados, la inhumanidad en el trato, la degradación a la que le conducen. Este evangelista muestra la bondad de Jesús hasta el final. Se apiada del criado del sumo sacerdote; de Pedro que le traiciona; de las mujeres de Jerusalén que lo acompañan; del buen ladrón que muere a su lado. Jesús brilla como el compasivo durante todo el relato. Su última palabra es de confianza hacia el padre “en tus manos encomiendo mi espíritu”. Jesús nos recuerda a tantas víctimas de la historia particularmente a los justos ejecutados. En él pueden encontrar consuelo. El padre acompaña hasta el final a todas las víctimas de este mundo nos quedamos con la pregunta desconcertante de por qué muere Jesús. Nos preparamos así para entrar esta semana en el misterio de la muerte del Dios de la vida”.

El relato del Evangelio de Lucas junto con las intuiciones que nos proponen la primera y segunda lectura (“El Señor Dios me ayuda…”; que toda lengua proclame “Jesucristo es Señor; para gloria de Dios Padre”) me refuerzan mi seguimiento en ese “Dios humilde, pequeño, sencillo y misericordioso” que invierte los valores del mundo.

Ojalá yo, como el primer testigo de la resurrección paradójicamente un centurión anónimo romano, pueda proclamar creyéndomelo: “Realmente, este hombre era justo” y persevere alegremente en mi seguimiento.

Utilizamos cookies propias y de terceros, para realizar el análisis de la navegación de los usuarios. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración u obtener más información aquí. ACEPTAR
Aviso de cookies
Translate »