VI Domingo del TO
Por: M. Victoria Cañas. I.S. Vita et Pax. Pamplona
Textos litúrgicos:
Jer 17,5-8
Sal 1, 1 ss
1Cor 15,12,16-20
Lc 6,17,20-26
Un DNI Comprometido
Nos dice el papa Francisco: Las bienaventuranzas son la “carta de identidad” del cristiano porque describen el rostro y el estilo de vida de Jesús. En efecto parece nos invitan a una forma de ser y estar en la vida según el evangelio de Jesús.
Sin duda muchas veces hemos leído o escuchado las bienaventuranzas y en nosotros resuena ese constante bienaventurados los pobres, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia…y quizás podemos quedarnos un poco perplejas y dubitativas: ¿es verdad que seremos felices en este mundo nuestro viviendo según ese espíritu? Todos buscamos ser felices, pero parece que en nuestra sociedad todo gira en torno a otros valores o contravalores, según se vea.
Continuando con el texto de Lc, podemos comprobar que Jesús no solo se dirige a los discípulos sino a toda la muchedumbre que, venida de diferentes lugares, allí encontró congregada al bajar del monte, por lo que la invitación es universal. Por otro lado, cada bienaventuranza viene apostillada por “los que ahora…”, es decir nos hablan del aquí y ahora, este es el momento de hacerlas presentes.
Así pues, las bienaventuranzas son un reto, una protesta contra el orden dominante, un camino radical que nos empuja a no poner nuestra confianza en las cosas pasajeras, a los vendedores de humo que no dan esperanza. Jesús nos abre los ojos, nos ayuda a abrirnos a la realidad, nos cura de la miopía o las cataratas que el espíritu mundano nos contagia y nos invita a ese camino de transformación concreto.
-Nos invita a una existencia austera y desprendida, nos llama a compartir la vida con los más necesitados.
-A no subirnos al carro de la injusticia, corrupción, intereses mezquinos, mientras otros sufren con impotencia el reparto de los bienes de los que quedan excluidos.
– A acoger y compartir los lloros del mundo por sus dolores y problemas, a no ignorarlos y mirar para otro lado.
– A ser coherentes con nuestra fe y creencias por las que a veces nos podemos ver ridiculizados porque eso ya no se lleva, sin llegar a ser perseguidos.
Frente a las bienaventuranzas están esos AY que Jesús elevo como lamento, no creo fueran amenazas sino más bien pena y lamento por las personas que viven con otras actitudes y valores y causan dolor y desesperanza.
Nuestra vida tiene sentido compartiendo el dolor ajeno, socorriendo al otro en sus necesidades o carencias, trabajando por la justicia y la paz, Las bienaventuranzas iluminan las acciones de nuestra vida, revelan la presencia de Dios en nosotros y en nuestro mundo y nos hacen Felices,
Como nos dice la lectura de Jer y el salmo:
“Bendito quien confía en el Señor y pone en él su confianza,
será un árbol plantado junto al agua,
su follaje siempre estará verde y no dejará de dar fruto”
Nuestro árbol no tiene que preocuparse por el calor o la sequía. Tiene fuente de agua segura e independiente del clima.