II Domingo de cuaresma
Por: Maite Menor. I.S. Vita et Pax. Guatemala
Textos Litúrgicos:
Gen 15, 5-12.17-18
Sal 26
Flp 3, 17–4,1
Lc 9, 28-36
“Una Experiencia Indescriptible”
El evangelio de este domingo nos relata la transfiguración de Jesús, una experiencia indescriptible que debieron vivir los discípulos y que nos puede mover por dentro. Creo que nos invita, por una parte, a mirar y a contemplar nuestro mundo convulso y la realidad que nos rodea, y por otra, partiendo de nuestra experiencia de Jesús, profundizar en su mensaje de forma que podemos discernir cómo tenemos que responder a los desafíos de hoy para transformar nuestra realidad y que ella trasluzca, un poco más, la verdad y hondura de lo que Jesús es.
Viendo el devenir de nuestro mundo parece que, en lugar de avanzar y caminar hacia una mayor justicia y mejor distribución de bienes, lo que prima es que los poderosos quieren más poder para empequeñecer aún más a los más pequeños y vulnerables. Después de tantos años de cristianismo, no terminamos de entender el mensaje de Jesús, tenemos tanto polvo acumulado que hemos desfigurado su mensaje.
El mundo va demasiado deprisa, las noticias vuelan y a veces no nos da tiempo de procesarlas, tanto, que en ocasiones no nos damos cuenta de lo que vivimos, ni de cómo estamos, de si nos sentimos bien con nuestra manera de estar en el mundo, satisfechas de cómo vivimos nuestro día a día.
Hoy el evangelio nos invita a detenernos y parar un poco en medio de las prisas en las que estamos inmersas, para mirar y contemplar, la realidad que vivimos, la de cerca y la de lejos, el mundo que nos rodea, en el que estamos, el que vamos construyendo con nuestras acciones y omisiones. Y si logramos detenernos un poco y serenarnos por dentro, nos podremos preguntar si nuestra vida y nuestro modo de proceder va de acuerdo a lo que soñamos, a lo que deseamos, si va de acuerdo con nuestros principios y valores, si va en la misma dirección de lo que Jesús, con su vida y su mensaje, nos mostró.
¿Qué vemos con esa mirada contemplativa? ¿Hay algo que transformar fuera o dentro de nosotras? A nuestro alrededor vemos ambiciones, ansias de poder de muy diferentes maneras, consumismo, deseos de dominar a otros y a otras, manipulaciones y verdades a medias, etc. Después de todo el camino recorrido a lo largo de nuestra vida ¿nos sentimos felices y satisfechas con lo recorrido? ¿Qué tenemos que transformar para vivir una experiencia profunda de la Divinidad que nos habita? El Di*s que nos desborda siempre está dentro de nosotras ¿Lo vivimos así? La vida nos puede cambiar cuando somos conscientes de ello. Este domingo nos lo podemos preguntar, podemos sondearnos, paremos un poco el reloj y el activismo y mirémonos por dentro, para saborear internamente la experiencia del Di*s dentro de nosotras.