La Ascensión del Señor, Ciclo A
¿A qué o a quién podemos temer?
Por: Ascensión de Vicente. Vita et Pax. Pamplona
La Ascensión del Señor es una hermosa fiesta en la que celebramos el triunfo de Jesús que vive junto al Padre y que permanece con nosotros. Esta fiesta va unida a la Resurrección, es el gran misterio de nuestra Fe.
Ya sabemos que las expresiones “subir al cielo” y “sentarse a la derecha del Padre” no hay que entenderlas literalmente, son metafóricas y afirman que Jesús VIVE junto al Padre. Jesús vuelve a su lugar, al lugar de Dios, su lugar. Es una verdadera profesión de fe, JESUS ES EL SEÑOR, pero está también entre nosotros, en su Iglesia, PERMANECE CON NOSOTROS.
Las lecturas de este día nos hablan además del envío de Jesús a los discípulos, para anunciar el mensaje que Jesús nos deja. Esta Misión la realizan los discípulos a partir de la venida del Espíritu Santo, que les da la fuerza para salir al mundo, para anunciar el Reino de Dios iniciado por Jesús. ¿Qué significa esto para los creyentes hoy?
Nos confirma en la Fe. Esa fe que recibimos en el bautismo y que la vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida. Una fe que la nutrimos con la Eucaristía, la Palabra de Dios, los sacramentos.
Nos confirma en la Esperanza, en la confianza de que Él está con nosotros, “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” sabemos que las dificultades para vivir la fe son grandes, la increencia, la supremacía del tener al ser, el ansia de poder, el ser más que los demás, etc, etc.
Nos envía a la Misión, una misión de amor: “¿Galileos, qué hacéis ahí mirando al Cielo?” nos dice Lucas en los Hechos, y en el Evangelio: “Id por todo el mundo predicando el Evangelio, haced discípulos míos…”. Nuestro lugar es el mundo, la tierra, con el mandato de Jesús de anunciarlo a todos los hombres y mujeres de hoy. ¿Cómo?. A su estilo: “He sido enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, anunciar a los cautivos la libertad, a los ciegos la vista….” (Lc.) Mensaje claro y conciso para que nosotros podamos realizarlo
El Papa Francisco en su exhortación apostólica “Evangeli Gaudiun” nos presenta los desafíos que el mundo actual plantea a la Evangelización:
- No a una economía de la exclusión en la que los más débiles quedan al margen de la sociedad.
- No a la nueva idolatría del dinero. Las ganancias de una minoría aumentan de forma escandalosa, mientras las de la mayoría disminuyen.
- No a un dinero que gobierna en lugar de servir.
- No a la inequidad que genera violencia con consecuencias tan desastrosas de extermino y muerte.
Este es el campo al que Jesús nos envía a trabajar, a ser sus testigos, en el que debemos anunciarlo con nuestra vida de cada día sobre todo, pero también de palabra. Una invitación hermosa y que nos hace vivir en plenitud el seguimiento de Jesús con la confianza cierta de que El permanece, está con nosotros. No debemos desanimarnos ante las dificultades, sino que debemos estar y “caminar seguros hacia la esperanza a la que nos llama, cual es la riqueza de gloria que da en herencia a los santos y cual la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros los que creemos…”
Una celebración gozosa y esperanzadora, sabiendo que la tarea es nuestra, que contamos con su presencia y con el Espíritu que se nos ha sido dado. ¿A qué o a quién podemos temer?
¿A qué o a quién podemos temer?