Secularidad Consagrada
Dos Características Esenciales:
Por un lado su secularidad (laicos) y por otro su consagración total a Dios (consagrados). La unión de estos dos aspectos, ha sido una novedad que ha inspirado el Espíritu Santo a su Iglesia. No es de extrañar que este entretejido de Secularidad y Consagración cree alguna dificultad para su comprensión.
Ser miembro de un Instituto secular no significa solo llevar a cabo una profesión, tarea o servicio…, sino que significa unir a esta, esa dimensión teológica que te hace tomar conciencia de estar en el corazón del mundo como lugar teológico, como nos dice la L.G. 34, …vivir consagrando el mundo a Dios desde dentro.
Nada se pierde con su Integración en el mundo.
El laico no pierde su “ser secular” por su consagración. Nada pierde la consagración por mantener su carácter secular; el resultado es una complementación, una riqueza, con posibilidad de crear una armonía entre su fe y su compromiso con el mundo, con la creación.
Los laicos se encuentran totalmente integrados en las distintas sociedades ejerciendo las diferentes profesiones, tareas y/o servicios, viven y sufren las mismas condiciones y situaciones de toda persona, teniendo la posibilidad de acercar la fe a la vida cotidiana, junto a los hermanos, creyentes o no creyentes, y desde ahí poder inculcar la visión de esa Nueva Humanidad que persigue el Reino de Dios.
El laboratorio experimental. Pablo VI
Los Institutos Seculares son distintos y diferentes como también son las situaciones y necesidades del mundo, existen Institutos Seculares masculinos, femeninos, mixtos y otros integrados por sacerdotes que tampoco pierden su condición secular.
“Si permanecen fieles a su misión, los institutos seculares serán en estos tiempos tan difíciles, el laboratorio experimental en el cual la Iglesia verifica cuáles han de ser sus relaciones con el mundo.” (Beato Pablo VI, 25 de agosto de 1976).
Esa variedad enunciada en el anterior párrafo supone una riqueza para la Iglesia. Tienen estilos de vida diferente, carismas diferentes, profesiones y tareas diferentes,… eso constituye una complementariedad que enriquece “su hacer” como Iglesia.
Secularidad Consagrada.