Por: Secretariado de formación.
Del 1 al 20 de agosto hemos celebrado la LX Convivencia de nuestro Instituto, este año con el título Abriendo ventanas al futuro. Una convivencia cargada de encuentros, Eucaristías, cursillos, reflexiones, fiestas… es decir, una convivencia cargada de vida.
Poco a poco fuimos organizándonos con la pericia que da la experiencia y nos pusimos en marcha entre informaciones y evaluaciones de todo lo realizado en el curso anterior.
Los días fueron pasando más rápido de lo que deseábamos y casi sin darnos cuenta llegamos al día seis en el que celebramos la fiesta de la Transfiguración del Señor, el aniversario de la primera Eucaristía celebrada por el Padre Cornelio, fundador del Instituto, y también nos informaron del caminar de las casas de Formación de Rwanda y Guatemala. Por la tarde, el Equipo de Difusión del Carisma nos informó de los diferentes grupos de Vida y Paz que se van formando en distintos lugares de España con el deseo de compartir nuestro Carisma y Misión.
Muy intenso y cuestionador fue el cursillo que Javier Vitoria nos impartió: “Seguidoras de Jesús hoy”. Nos dejó con un interrogante convertido en reto: ¿nuestro seguimiento tiene hoy capacidad de seducir, contagiar, convertir y provocar la fe?
Días de mucho trabajo resultaron el 12 y 13. Estuvimos preparando ya nuestra VIII Asamblea con la ilusión y la pasión que siempre provoca la celebración de una Asamblea General. Queremos seguir abriendo ventanas al futuro y un buen medio para conseguirlo es preparar bien la próxima Asamblea que se llevará a cabo en Julio del año que viene.
Y el corazón de toda la convivencia fue la Celebración de la Vigilia de la Asunción el día 14 por la noche y la Fiesta de la Asunción del día 15. En ella 10 compañeras celebraron sus Bodas de Oro de Consagración.
Como ellas mismas dijeron en la ambientación:
“Esta celebración es sobre todo un tiempo para agradecer. La actitud fundamental que queremos compartir con todos es el agradecimiento a Dios por la vida, agradecimiento y acción de gracias por la generosidad de nuestros padres y familiares, agradecimiento por la llamada de Dios y por su amor, agradecimiento por estos cincuenta años de vida entregada en la cotidianidad del mundo, agradecimiento por el Padre Cornelio que nos dejó el mejor carisma: vivir de la vida de Jesucristo… y, sobre todo, gracias a María que en estos años nos ha ayudado a hacer lo mismo que ella: dar al mundo al Salvador.
Esa noche concluimos con humor del bueno. Como no pudimos ir a Londres para presenciar los Juegos Olímpicos, algunas compañeras nos los trajeron a El Escorial, con Reina Madre y Príncipe heredero incluidos. También nos visitaron los mejores atletas cargados de medallas y para comprobar que todo era correcto nos hicieron algunas demostraciones de sus habilidades. Estos juegos también aportaron una sirenita como mascota.
Después de la fiesta volvimos al trabajo con un nuevo cursillo: “El Sacerdocio Bautismal”, el profesor fue Andrés Huertas y al día siguiente, Victoria Cañas, nuestra compañera, aterrizó el tema en la Dimensión Sacerdotal de nuestro Carisma.
Concluimos con un trabajo por grupos y puesta en común.
Con motivo del Año de la Fe que se iniciará el 11 de Octubre, Luis González-Carvajal nos compartió las primicias de supróximo libro: “La fe: un tesoro en vasos de barro. Una introducción al año de la fe”. Fue un día y medio desbordante de la serena sabiduría que caracteriza al ponente y que nos ayudó a ponernos en marcha con lo que se va a celebrar.
No quedaba más tiempo, la evaluación y recogida llegaron con prontitud y ahí estuvimos prestas para llevarlas a cabo. Las despedidas y viajes nos anunciaban que la LXI Convivencia se aproxima con paso firme y rápido y nosotras ya la estamos aguardando.