Espiritualidad Bíblica
Nuestro punto de referencia es el Evangelio de Jesús. Su Palabra nos orienta y ayuda a profundizar en el conocimiento de su Persona, para responder mejor a su proyecto sobre nosotras y sobre la humanidad entera. Somos mujeres oyentes de la Palabra y a ella configuramos nuestra existencia (Art. 13)
Una palabra leída de manera superficial contribuye a la “mentira”; mientras que, leída con paz, sosiego, hondura, deseo, contraste, termina por apuntar al fondo de la persona y, a partir de ahí, es desde donde brotan las palabras de sinceridad vital.
En las palabras de Jesús hay un potencial de vida porque son palabras humanizadoras, constructoras de bondad. Sus palabras son “espíritu y vida”, es decir, fuerza y energía para toda persona, fuerza de espíritu y vida de disfrute. No son palabras para la guerra sino para la paz, no son palabras para la muerte sino para la vida. Quizá por eso siguen resonando con toda su fuerza pasados los siglos.
A esto nos invita con fuerza y empuja la Espiritualidad de Vita et Pax, a ser oyentes de la Palabra. (“Material de formación para los grupos de Vida y Paz, pág. 6 de La Palabra de Dios”)
Estatutos:
Art. 13 . Jesucristo, Verbo del Padre, ha de ser estudiado y contemplado en toda la Historia de la Salvación, referida por las Sagradas Escrituras. Por eso las tomarán diariamente en sus manos para que en su lectura, acompañada de la oración, se entable el diálogo con Dios y aprendan la sobreeminente ciencia de Cristo. En la Palabra buscarán la iluminación que oriente su vida y actividad: “lampara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi sendero” (Sal. 118, 105)