Cambiar para mejorar

cambiar para mejorar

2º  Domingo de Pascua o de la Divina misericordia

Por; Ascensión de Vicente. Vita et Pax. Pamplona

Estamos celebrando la Pascua del Señor, la gran fiesta de los cristianos y en un ambiente especial que nos hace revivir en nosotros los deseos más profundos de paz y fraternidad.

Vivimos momentos fuertes, recios que diría nuestra gran Sta. Teresa, ante esta situación de pandemia que estamos sufriendo a nivel global.

Después de una semana celebrando los encuentros de los discípulos con el Resucitado, hoy las lecturas nos ofrecen este doble encuentro de Jesús con sus amigos en los que pone a prueba la fe de Tomás, y en los que éste le exige ver para creer y exige pruebas tangibles que le reafirmen en la fe.

Nosotros también necesitamos pruebas que nos empujen a vivir con más fuerza e impulso la fe en el Resucitado, experimentar que Él está con nosotros y que, a pesar de las dificultades de la vida, de las oscuridades que encontramos por todas partes, Él permanece con nosotros, nos lleva de la mano y nos dice “trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente”.

Tienes que cambiar para mejorar

Qué pruebas necesito yo hoy para creer y decirle “Señor mío y Dios mío”. Qué pruebas necesita nuestro mundo para creer a pesar de todas las dificultades que vemos por todas partes.

Necesitamos una mirada de ojos abiertos, en la que podamos contemplar, no solo las dificultades sino también las posibilidades que tenemos para seguir adelante, reconociendo al otro como a un igual, reconocer las pruebas que se nos ofrecen.

Otro tema importante en este Evangelio es el saludo que Jesús les dirige a sus amigos PAZ A VOSOTROS, SHALOM. La paz es uno de los tesoros más importantes para el ser humano, para el creyente, y sin embargo hoy más que nunca tenemos grandes dificultades para vivirla.

Una mirada al mundo, una mirada a nuestras propias comunidades a nuestras familias, por todas parte constatamos la dificultad de vivir en fraternidad, siendo constructores de paz e intentando vivir la experiencia de las primeras comunidades, que Lucas nos ofrece en los Hechos de los Apóstoles. “Lo ponían todo en común, nadie pasaba necesidad”. Qué bueno sería que hoy también pudiéramos vivirlo así, compartiendo lo que somos y tenemos, siendo verdaderos signos de fraternidad, de paz y  amor en el mundo, que quien nos vea pueda decir, “mirad como se aman”.

Es una invitación a vivir la fraternidad a su más alto nivel, desde la fe en el Resucitado hasta el deseo profundo de vivir en Paz, en un mundo en paz.

Por ello, y con la segunda lectura, podemos repetir con Pedro: “Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo que por su gran misericordia y mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha regenerado para una esperanza viva, una herencia incorruptible reservada en el Cielo para vosotros…”

De nuevo, Buena Pascua, y ojalá vivamos ya en otra realidad de vida viviendo sencillamente la vida de cada día sin miedos ni barreras, y un deseo también de que esto cambie nuestros modos y maneras de vivir. Tenemos que cambiar para mejorar.

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