Monición Eucaristía funeral Emy Martínez
Por: Teresa Miñana. Vita et Pax. Valencia.
Queridísima Emy,
Estamos aquí reunidos en el nombre del Señor que nos convoca a celebrar esta Eucaristía, que va a ser sin cantos como tú querías. Y sentimos tu presencia en nuestros corazones.
Y tu presencia nos evoca tu sonrisa y tu deseo permanente de servicio y de austeridad.
Todos hemos apreciado tu disponibilidad permanente, tu sencillez, tu visión positiva de la vida, así como tu alegría.
Has sido fiel a la llamada del Señor que surgió en Torrente. Has vivido más de 60 años en el seno de Vita et Pax que ha sido el cauce para identificarte con Jesús, tu amigo fiel.
Desde Vita et Pax, has vivido muy vinculada a tu familia tus padres, hermanos y tus sobrinos.
Has ejercido la profesión de librera, pero con una característica muy definida: has sido una librera lectora, muy lectora. Has ejercido tu profesión en las librerías Manantial en diferentes lugares: Pamplona, Roma, Valencia, tanto en la calle de la Paz como en la calle Campoamor.
Cuando vivías en la Malvarrosa también atendías la biblioteca de la parroquia y disfrutabas con los peques que se acercaban a ti pidiéndote libros.
Nos alegra constatar que todo el mundo te ha apreciado, porque tú facilitas la acogida y la convivencia.
En un momento decidiste vivir en la playa y a tu casa nos invitabas para poder contemplar juntas el mar.
Cuando te jubilaste, fue tu deseo atender a las personas más mayores de Vita et Pax y las has acompañado con mucho cariño, el cariño que te define como persona.
Tú que amas tanto la paz, has querido servir a los más abandonados en el Casal de la Paz, de Valencia.
Eres del grupo de personas que encuentras soluciones a las dificultades que surgen.
Y cómo admiramos tu actitud ante la enfermedad, primero la espalda, acogiendo el servicio de las compañeras que te han atendido en todo. También admiramos cómo has aceptado esta última situación tan difícil. Has puesto todo de tu parte para alcanzar la curación.
Y todo lo has vivido como pasando de puntillas para dar el menor trabajo posible y con gran ánimo hasta el extremo de que todos los días te has maquillado y te has puesto pendientes a pesar de la dificultad tan grande que estabas atravesando.
… Y por tantas cosas Emy damos gracias a Dios por tu vida, que la has entregado con amor y sencillez.
Tú que siempre mirabas al futuro, ahora que estás contemplando directamente la luz del Señor, sé para nosotros una lucecita que ilumine nuestro caminar.