Por: M. Carmen Martín. Vita et Pax. Ciudad Real.
Los cuatro grupos Vida y Paz de: Alboraya, Barcelona, Ciudad Real y Alicante iniciaron el nuevo curso con un retiro titulado así: “Mi buen Jesús: yo quiero hacer algo por Ti”. Llevamos ya algunos años de andadura de estos grupos y, poco a poco, nuestra identidad y nuestro compromiso, como miembros de un grupo Vida y Paz, tiene que ir avanzando.
Los grupos Vida y Paz no son sólo para sentirnos bien, -que eso es bueno-, o sólo para rezar, -que también es bueno- o sólo para formarnos. Claro que son todo eso pero son más, quieren ser mucho más. Somos grupos con una espiritualidad y una misión concreta porque bebemos de un carisma regalado por Dios: Vivir de la Vida de Jesucristo para ser en el mundo su Vida y su Paz.
Este retiro, con el que queremos inaugurar el curso, se basa en el inicio de nuestra fórmula de Oblación. Es una propuesta, una invitación, a cada uno y a cada una para decirle a Jesús, desde su situación, sus circunstancias personales y familiares, su edad, su libertad… “Mi Buen Jesús: yo quiero hacer algo por ti”. Y asumir las consecuencias de este ofrecimiento.
Es muy característico de Vita et Pax llamar a Jesús con el adjetivo bueno. Parece algo obvio pero es muy sugerente. El padre Cornelio, el fundador, se preguntaba: ¿cómo llamarle con una palabra que lo diga todo, que lo abarque todo y que sea síntesis de toda nuestra gratitud, de todo nuestro amor? Quizá no quepa otro que el de llamarle con el apelativo que Él mismo se aplicó, al definirse: ¡yo soy el buen pastor!…
Y decimos firmemente yo quiero. En palabras del P. Cornelio: No es solamente un buen propósito que se formula, un buen pensamiento que nos ronda, una idea piadosa y noble que se acaricia, sino que se trata de una decisión concreta que nace de una convicción íntima. San Ignacio lo llama “es mi voluntad determinada…”.
El fundador comentando esta frase decía: Parecería que, después de una entrada tan solemne, la manifestación tuviera que ser más expresiva que ese sencillo: Yo quiero hacer ALGO… ¿Solamente algo? ¡Algo y todo: algo que sea todo!.
Normalmente Dios pide algo, que en la catalogación de la gente cuenta poco, pero que termina por ser la base de algo grande. Visto en perspectiva, no podemos menos de reconocer sencillamente la desproporción entre la causa y los efectos que provoca. Veamos algunos ejemplos:
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Ruth se queda con su suegra, una vez que su marido murió. Rut 1,16-18. Esta actitud y esta actuación las llevará a las dos y a la historia hacia el Mesías, Jesús de Nazareth, el Cristo: Rut será la abuela de David y, por él, de Cristo.
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Isabel acoge a su prima María. (Lc 1,39-45). Isabel era la prima a la que María acudió, prometida, sí, pero soltera, y embarazada “antes de estar juntos” José y ella. Estar embarazada sin casarse en la comunidad judía de la época no era simplemente arriesgarse al rechazo o a las habladurías, sino a la muerte. Había, con certeza, que mantenerse a distancia. Pero Isabel en contra de todo sentido común, admitió a María en su casa. El ALGO de Isabel fue acoger a María sin condiciones y ayudarla a dar al mundo el Salvador.
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María de Nazareth acepta su misión: (Lc 1,30-38). Su ALGO fue decir: HÁGASE. María acepta la misión, asume las riendas de su vida. Su fe no es un acto aislado y ciego, sino una opción de su persona total por Dios y por su propuesta. Con su “algo” María nos dio al Salvador, Jesús de Nazareth.
Concluimos diciendo: Yo quiero hacer algo… por Ti. Con esas dos palabras se redondea la frase inicial con las que queremos expresar nuestro compromiso de este año, queremos manifestar nuestra voluntad de hacer ALGO por Jesucristo.
Y en Alboraya, Barcelona, Ciudad Real y Alicante se oía el eco de una misma voz surgido del deseo profundo de muchos corazones: ¡Mi Buen Jesús yo quiero hacer algo por ti!