Compartiendo una fe tan preciosa

El pasado 4 de junio el Grupo Vida y Paz de Ciudad Real concluyó el curso celebrando la Eucaristía en casa y nos hicimos eco de las palabras del apóstol San Pedro que proponíamos como nuestras: compartiendo una fe tan preciosa. Estas palabras resumían perfectamente lo que nos une, la fe, y el deseo de vivirla según el Carisma de Vita et Pax, es decir, poniendo a Jesucristo en el centro de nuestra vida y queriendo ser en el mundo: su Vida y su Paz.

 

Bernardo, que nos presidió, hizo hincapié en la importancia de estos grupos para personalizar la fe, robustecerla y después, desde nuestra condición secular, ir al mundo a ser testigos. Testigos de Jesús resucitado en el trabajo, en la familia, con los hijos, con las amigas, en la propia parroquia… Vivimos tiempos recios y la tentación de abandono o, incluso, de dejarnos llevar por la corriente es fuerte. De ahí que nutrir la fe desde una oferta de espiritualidad como es la que propone el Instituto Vita et Pax sea un regalo de Dios para quienes la vivimos y compartimos.

Es el segundo año que nos vamos reuniendo y sentimos cómo el carisma de Vita et Pax es el elemento unificador del grupo, el puente que nos permite el encuentro, la raíz de nuestras relaciones, es el eslabón que nos une y, a la vez, respeta cada identidad. El propio carisma nos permite ir descubriendo la misión, haciéndonos estar atentas a las necesidades externas y desde la sensibilidad y el impulso que nos provoca, nos capacita a un mayor compromiso. El Dueño de la viña nos llama a trabajar en ella. La misión común nos lleva a descubrir la riqueza de cada vocación personal y a vivirla como nuestra, animándonos unas a otras a llevarla a cabo lo mejor posible.

Hacíamos memoria de los dos temas que han sido pilares este año: la Eucaristía y la Oración. La celebración de la Eucaristía nos lleva a la vida y la vida, en la que todo se comparte, se celebra y cobra sentido en el gesto de “partir el pan”. Junto con toda la comunidad cristiana, Vita et Pax y el grupo Vida y Paz de Ciudad Real quiere ser una comunidad eucarística, es decir, ser mujeres entregadas que como Jesús se parten y comparten.

El encuentro con Jesús en la Eucaristía se prolonga en la relación íntima y personal con Él por medio de la oración. Orar para los miembros de Vita et Pax y para el grupo Vida y Paz es como aire fresco para sus pulmones; si les falta el aire, mueren. Característico del Instituto es la oración de amistad. Se llama oración de amistad al conversar de nosotros con Jesucristo, real y verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento del Altar, como un hombre habla con su amigo, como el hijo habla con su padre, la mujer con el marido, el enamorado con la enamorada… con sencillez, con naturalidad, con palabras llanas que salen del corazón y que van dirigidas al Corazón del Señor.

La Eucaristía concluyó y el curso también, nos despedimos con el deseo de seguir en contacto y volvernos a encontrar en Octubre. FELIZ VERANO.

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