Compartir Tiempos que No Son Productivos

Compartir Tiempos que No Son Productivos
Domingo XXXI del TO
Por: Rosa María Belda Moreno. Laica. Ciudad Real

 

Textos Litúrgicos:

Mal 1, 14-2, 2. 8-10
Sal 130
1Tes 2, 7-9. 13.
Mt 23, 1-12

Compartir Tiempos que No Son Productivos

Primera lectura: Lectura de la profecía de Malaquías 1, 14b-2, 2b. 8-10

Me detengo en una frase de esta lectura, que como algunos pasajes del Antiguo Testamento, se hace difícil de comprender por el lenguaje “castigador”. Se dirige a los sacerdotes, que somos todo el Pueblo de Dios, si no me equivoco. Y nos llama a glorificar el nombre de Dios con todo el corazón. Una llamada fuerte de Dios que nos creó a todas, Dios que es Madre y Padre para todas. ¿Porqué nos traicionamos unas a otras? Es complicado no criticarnos, vivir del rumoreo y del socavamiento que unas a otras nos hacemos. Y este texto duro me ha “pellizcado” el corazón.

Segunda lectura: Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 7b-9. 13

Pablo es tierno en esta lectura y hace referencia a una madre que cuida con cariño a sus hijos. Él, que trabajó con sus manos para no ser carga para los demás. Pablo que se creyó el Evangelio y se dedicó a proclamarlo, da gracias a Dios por cómo se recibe su palabra entre los creyentes. Me anima a combinar esa ternura con el anuncio de la Palabra en los espacios que me toca.

Evangelio del día: Lectura del santo evangelio según san Mateo 23, 1-12

Decir y no hacer, poner pesadas cargas encima de los hombros de las personas, no comprometerse con las personas concretas y sus vidas. De todo esto, dice Jesús, hay que huir. Palabra y obra, mística y acción, siempre de la mano. Tal vez porque el testimonio es lo que de verdad cuenta. La Palabra hecha vida, presencia, acompañamiento. Lo que se hace en el silencio, en lo sencillo y cotidiano de cada día, sin alardear de ello, sin títulos ni reconocimientos expresos.

Me detengo en la frase: “La primera entre vosotras será vuestra servidora”, así, traducida al femenino. ¿Cómo actualizarla en mi vida? Tal vez haciéndome la más dispuesta en el servicio que nadie quiere. A veces, ese servicio es coordinar, también. A veces, según qué, exige señalarse y perjudica mi imagen. A veces, exige vencer la pereza y la inercia. A veces, es dedicarse a ser ese espacio donde se vierte la crítica y la insatisfacción. A veces es donde se percibe mejor la envidia, los celos. No se pasa bien ni es plato de gusto.

En cualquier caso, la llamada de atención de Jesús es al servicio, no de cualquier manera, sino haciéndose pequeñas que no sumisas. Me imagino cómo puede ser esto en la práctica diaria, sabiendo que Dios nos quiere hermanas y compañeras: esas llamadas de teléfono, ese estar dispuesta a compartir tiempos que no son productivos, ese estar pendiente de una y de otra, de las alegrías y de las penas. Esa apertura a cuidar, a abrir los brazos una y otra vez en abrazos que acogen y acuerpan, ese estar ahí, discretamente, favoreciendo la vida y la amistad, también desde la oración. Damos gracias a Dios por esta infinita ternura que es posible así.

Utilizamos cookies propias y de terceros, para realizar el análisis de la navegación de los usuarios. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración u obtener más información aquí. ACEPTAR
Aviso de cookies
Translate »