Domingo XXI del T.O.
Por: Sagrario Olza. I.S. Vita et Pax. Pamplona
Textos Litúrgicos:
Is. 22, 19-23
Salmo: 137
Rom. 11, 33-36
Mt. 16, 13-20
Creer en Jesús
En el Evangelio de hoy vemos cómo Jesús, que va predicando y llega a la Región de Cesárea de Filipo, quiere saber qué piensa la gente sobre él, qué interrogantes y reacciones va suscitando su mensaje y su vida y pregunta a los discípulos que le acompañan: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le dan varias respuestas, ninguna como una afirmación segura, “lo que se dice…”
Y después hace otra pregunta mucho más directa y concreta: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Sabemos que Pedro responde rápidamente y parece que manifiesta, convencido, el pensar de sus compañeros: “Tú eres el Mesías…” Para él, para ellos, no había duda…
Jesús, respondiendo, llama a Pedro “Bienaventurado… porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos…”
Creer en Jesús, reconocerle como Mesías, es un “regalo” que recibimos del “Padre”, somos “Bienaventurados”. El Mensaje de Jesús y su estilo de vida, fue calando en Pedro y sus compañeros; por eso “dejando las redes, sus quehaceres, sus modos de vida”, le seguían… En su mente y en su corazón resonaba una intuición, una llamada, que les movía a seguirle… Poco a poco, -¡muy poco a poco!-, iba creciendo en ellos el convencimiento de que aquel a quien seguían era el esperado, el Mesías prometido… El “Padre” había ido preparando la respuesta de Pedro…
Yo también he recibido ese “regalo”: recibí el Bautismo, una familia y un ambiente que me dieron a conocer quién era Jesús; en una etapa concreta de mi vida, intuí-escuché su llamada a dejar otras opciones de vida para seguirle al estilo de Pedro y compañeros… Hoy pregunto yo misma a Jesús: ¿Quién eres para mí? ¿Cómo te sigo?. ¿Voy haciendo mío tu mensaje y tu modo de vida y refleja que “soy de los tuyos”? Los que me ven y conocen, ¿qué pueden percibir de ti en mí?
La “manifestación de fe” de Pedro respondiendo a la pregunta de Jesús creo que fue fruto de su proceso en el seguimiento. Lo mismo pasa en mi vida y puede ser la experiencia de otros. Pedro y sus compañeros no siempre comprendían ni asumían la enseñanza del Maestro –mensaje, actitudes, obras-. Jesús tuvo paciencia, esperó, continuó… Consideró y llamó amigos al pequeño grupo de seguidores constantes, les “reveló los secretos del Padre” y les encargó prolongar su propia Misión por el mundo entero… (Jn. 15,14-16. Mt. 28,20)
Jesús conocía la fragilidad de los suyos pero prometió acompañarles siempre: “Yo estaré siempre con vosotros”, “Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, yo estaré en medio de ellos”… (Mt 18,20. Jn. 14,18-21)
Jesús: yo te sigo, con mis fragilidades, incoherencias, rutinas… ánimos renovados, esfuerzos, alegrías… Y cuándo te pregunto y me pregunto” ¿Quién eres para mí?” puedo contestarme también con palabras de Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? ¡Tú solo tienes Palabras de Vida Eterna!” (Jn. 6,67-69) Seguirte, intentar seguir tus pasos, continuar tu misión, tu tarea, es el mejor programa de vida para mí y para otros: conscientes de su pequeñez, aportando “granos de arena” en la construcción de un mundo mejor, más humano, más fraterno.
Sí, Jesús, yo también, y muchos, hemos recibido la “revelación del Padre”! Ayúdame y ayúdanos a seguirte como te siguieron aquellos “amigos” de primera hora, los que te han seguido después y a nosotros, los de aquí y ahora. Queremos Creer en Jesús
Puedo y me gusta saludar a Jesús, cada mañana, con palabras de un Himno de Laudes:
¡Buenos días, Señor!, contigo quiero
andar por la vereda:
Tú, mi camino, mi verdad, mi vida…
Tú, la esperanza firme que me queda.
¡Buenos días, Señor resucitado!,
que traes la alegría
al corazón que va por tus caminos.
¡Vencedor de tu muerte y de la mía!