VI Domingo del TO
Por: Toni Tatay. Laico. Parr. S. Francisco de Sales. Elda (Alicante)
Textos Litúrgicos:
Lev 13, 1-2. 44-46
Sal 31
1 Cor 10, 31-11, 1
Mc 1, 40-45
La primera lectura me cuesta entenderla si la saco de su contexto. Parece que entiendo algo más si la lepra (entendida como impureza) de entonces la intento entender como las lepras (igualmente entendidas como impurezas o debilidades) actuales. Esto es; como todo lo que nos enferma “anímica y espiritualmente” de forma grave y nos aleja de la comunidad y de nuestro hermanos y hermanas, especialmente los más desprotegidos. Me hace reflexionar sobre “las lepras” del Siglo XXI: el hedonismo de las sociedades occidentales, nuestra superficialidad y banalidad, nuestro individualismo exacerbado y egoísta…Todo aquello que nos hace “morar fuera del campamento”.
De la segunda lectura me quedo con dos cosas como cristiano que me hacen reflexionar: “hacedlo todo para la gloria de Dios” y “no deis motivo de escándalo”. Intento repasar mi vida y mi relación personal con Dios y le pido humildemente que mi vida sea más acorde con el Evangelio que nos propone Jesús, más descentrada de mi mismo, evitando motivos de “escándalo”. Así pues, convengo como leí el otro día que, “es mejor ser cristiano sin decirlo que proclamarlo sin serlo”.
Por último, el Evangelio de Marcos. No nos creemos eso de “si quieres, puedes limpiarme”. Es evidente. Si no viviríamos de otra manera. Los cristianos, como las primeras comunidades, daríamos un testimonio más radical, más comprometido con la justicia y la paz, más “escandaloso” ante los ojos del mundo si nos lo creyéramos de verdad. Sin embargo, mi falta de fe me recuerda mis debilidades, incoherencias y mi necesidad de buscar a Dios. Esa falta de fe, me debería hacer ser más misericordioso con mi prójimo, menos exigente, más tolerante y comprensivo… y no siempre ocurre.
Pero también comparto la alegría profunda y necesitada de ser compartida cuando he experimentado cambios profundos en mi vida de la mano de Dios, cuando precisamente he profundizado en mi debilidad y, aceptándola e intentando mejorarla, ésta ha sido precisamente mi fortaleza.
¿Reconocemos en nuestro recorrido como cristianos cuál es nuestra fortaleza? Cuál Es Nuestra Fortaleza