Domingo II de Pascua
Para: Toni Tatay Nieto. Laico. Comunidad CVX Ignacio Ellacuría. València

Textos Litúrgicos:

Hch 3, 13-15.17-19
Sal 65
1Jn 2, 1-5
Lc 24, 35-48

Cuando Se Nos Abre El Entendimiento

 

La Pascua es la fiesta por excelencia de los cristianos. Acabamos de celebrarla. Recordamos la muerte y resurrección de Jesús. Celebramos esa “locura” que desborda la lógica humana y es tan difícil de entender: antes y ahora. Si los discípulos y discípulas de Jesús no lograban entender casi nada no podemos culparnos nosotros por entender tan poco.

Lo que sí parece claro es la intuición cristiana, desde los orígenes, de una nueva época que no es otra que la proclamación de las “bienaventuranzas” que desborda totalmente el viejo cumplimiento de los “mandamientos”.

Las tres lecturas nos hablan, advierten y recuerdan acerca de los “pecados”. Esto es; de las debilidades propias de nuestra condición humana, frágil y necesitada de misericordia y perdón constantes los unos hacia los otros, necesitada de “conversión”.

El Evangelio nos habla de seguidores/as de Jesús “por el camino” (esto es, en movimiento) y cómo lo reconocen “al partir el pan” (esto es, compartiendo con los demás los bienes más necesarios para la vida, siempre en comunidad). No pasa nada si tenemos miedos, dudas…es propio de nuestra condición. Como decía Antonio Machado en uno de sus poemas “…así premia Dios al escéptico y confunde al creyente…”.

Pero el Evangelio también añade “Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras”. Me da la sensación de que eso solo puede ocurrir desde la oración, desde el encuentro personal con Dios. Es entonces cuando se “nos abre el entendimiento”.