Domingo XXI del T.O. Ciclo C
Por: Teresa Miñana. Vita et Pax. Valencia
A lo largo del evangelio de Lucas, muchas de sus afirmaciones nos sobrecogen, hoy es una de ellas:
- ¡Señor ábrenos! ¡Sálvanos!
- ¡No sé de dónde sois!
- Hemos comido y bebido contigo y has enseñado en nuestras plazas…
Pero Jesús conoce el corazón de cada persona y busca en lo más intimo la profunda conversión, no solamente las palabras, porque pueden ser engañosas. Lo que lleva a la salvación es una determinación personal, seguida de una vida coherente ajustada a conductas que ponen de manifiesto las enseñanzas del propio Jesús.
La puerta estrecha que propone el Evangelio es una invitación, siempre está abierta, no intimida, sino que estimula al seguimiento. Jesús exige esfuerzo para poder entrar.
Lo que salva es aceptar con fe el evangelio que se presenta sin limitaciones raciales o nacionales, como dice la primera lectura de Isaías, ya que es un mensaje universal. Porque todos los pueblos están convocados a participar de los bienes de la salvación.
La pregunta ¿Serán pocos los que se salven? El número no importa, no es cuestión de número porque todos estamos invitados a la salvación. Dios Padre ha entregado a su Hijo porque quiere realmente la salvación de todos.
¿Qué impide la salvación personal?
-La respuesta libre de cada persona que puede elegir: acoger la salvación o rechazarla.
Ya hemos dicho que la salvación se nos regala escuchando a Jesús y realizando las obras que se desprenden después de un proceso de acogida permanente de su palabra que va identificándonos con El.
La carta a los Hebreos nos enseña que la corrección de Dios Padre tiene un gran valor para madurar la fe. El sufrimiento y el amor, asumido libremente, ayudan a vivir la fraternidad y a sobrellevar las cargas propias de la vida.
El hecho de entrar por la puerta estrecha es un ejercicio de responsabilidad, fidelidad y libertad. Es el privilegio de conocer el Evangelio, la persona de Jesús, sus gustos, sus preferidos y apostar por ellos.
Si aceptamos este estilo de vida tendremos paz y alegría.
¿Cómo aplicar este ideal en medio de un mundo corrupto, egoísta y a veces inhumano? donde las puertas son giratorias para buscar el beneficio personal ignorando el bien común.
Podemos reflexionar sobre este evangelio y elegir entre la puerta estrecha o la puerta giratoria.
También nos puede ayudar a ofrecer esperanza en medio de esta sociedad tan abatida.