Dios Asciende Entre Aclamaciones

Dios asciende entre aclamaciones

VII Domingo de Pascua. Ascensión del Señor
Por: Lucio Arnaiz. I.S. El Prado. Madrid

Textos Litúrgicos:

Hch 1, 1-11
Sal 46
Ef 1, 17-23
Mt 28, 16-20

Dios Asciende Entre Aclamaciones

La gran noticia de la Pascua es que Jesús ha resucitado de entre los muertos y ha abierto para todos la puerta de la resurrección. Felizmente, todo lo nuestro está a la espera de resucitar con Jesucristo. Nos corresponde unirnos cada vez más a Jesucristo para participar con él en el misterio de su muerte y resurrección.

Jesús ha sido resucitado por el Padre y ha sido constituido Señor y Salvador universal. Bajo el cielo no se nos ha dado otro nombre en el que podamos salvarnos. Hoy Jesús asciende al cielo entre aclamaciones y allí es colocado a la derecha del Padre. Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.

El que hoy asciende victorioso a los cielos es el que previamente bajó y descendió. Desde la gloria del Padre, Jesús bajó y se encarnó entre los últimos; Jesús descendió a los infiernos del mundo y el Padre lo levantó y le dio el nombre sobre todo nombre. Se han cumplido en él sus propias palabras: El que se humilla será ensalzado. Jesús no hizo alarde de su categoría de Dios, sino que se rebajó tomando la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Felizmente, es una constante en la vida cristiana: Dios levanta del polvo a los que se humillan como Jesús. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.

El Señor asciende a los cielos para que descienda sobre nosotros el Espíritu Santo. Conviene que yo me vaya para que venga a vosotros el Espíritu Santo. Dentro de poco seréis bautizados con Espíritu Santo. Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que os convertirá en mis testigos en Jerusalén y hasta los confines de la tierra. La Ascensión nos recuerda que el verdadero protagonista de la vida de la Iglesia es el Espíritu Santo. La Iglesia realiza su misión cuando consiente que el Espíritu actúe en ella.

El Señor asciende a los cielos con los deberes hechos. Jesús ha realizado fielmente la misión que el Padre le había encargado. Con la ayuda del Espíritu Santo, ahora es nuestro turno; ahora es nuestro tiempo y nuestra responsabilidad continuar lo que Jesús empezó; con la fuerza del Espíritu Santo, ahora nos toca a nosotros ir y hacer discípulos a todos los pueblos.

El Señor asciende a los cielos no para desentenderse de nosotros, sino para seguir con nosotros de otra manera. Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin de los tiempos. El Señor no nos deja nunca solos; nos acompaña de modos diversos. Llueva o escampe, yo estoy con vosotros hasta el fin de los tiempos.

Utilizamos cookies propias y de terceros, para realizar el análisis de la navegación de los usuarios. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración u obtener más información aquí. ACEPTAR
Aviso de cookies
Translate »