“El Señor Ha Resucitado, Aleluya”

El Señor ha resucitado
III Domingo de  Pascua
Por: Ascensión de Vicente. Vita et Pax. Pamplona

 

Textos Litúrgicos:

Hch 2, 14. 22-33
Sal 15
1Pe 1, 17-21
Lc 24, 13-35

 

“El Señor ha resucitado, ALELUYA, ALELUYA”

 

Estamos celebrando la Pascua, viviendo la alegría del paso de la muerte a la vida, Cristo vive, y la Palabra de Dios nos ayuda a vivir todo lo que los evangelistas nos han contado de su experiencia con el Resucitado.

Hoy el maravilloso relato del encuentro de Jesús con los dos discípulos que huían a  Emaús, decepcionados por lo vivido en Jerusalén, nos ofrece varios puntos importantes para nuestra reflexión y para nuestra vida.

Las decepciones pueden llevarnos a la huida de las realidades que la vida nos ofrece, preferimos buscar refugio en lugares que pueden ofrecernos más seguridad. Emaús es siempre un punto al que podemos volver y seguir la rutina de la vida, buscamos seguridades, a veces difíciles de encontrar.

Jesús les sale al camino y busca cómo entrar en relación con ellos, se hace el encontradizo, pero él viene a ayudarles a salir de esa situación y entabla el diálogo en el que, de una manera clara, les va llevando de nuevo a la realidad. Como a ellos, a nosotros también nos sale tantas veces al encuentro y nos ofrece los medios para volver a la alegría, para volver a renacer y seguir el camino correcto del que nos habíamos desviado. Les explica las escrituras, nosotros también podemos encontrar en la Palabra de Dios la comprensión y la fuerza necesarias para seguir adelante.

Le invitan a quedarse con ellos a cenar, porque es muy tarde, y él acepta;  ahí es donde verdaderamente se manifiesta quién es. Parte el pan y en ese gesto, conocido de ellos, lo reconocen. Es un signo muy elocuente de lo que significa partir, repartir el pan; nosotros también somos llamados  partir el pan, es decir lo que somos y tenemos, ese es el signo por el que se nos reconocerá que somos creyentes, que seguimos los pasos de Jesús.

Vuelven a Jerusalén llenos de alegría y comparten con los compañeros las experiencias vividas por los unos y los otros.  “¡Hemos visto al Señor…!”  y relatan el encuentro y cómo lo han reconocido al partir el pan.

Una referencia también a las primeras lecturas que tienen como protagonista a Pedro. En los Hechos de los Apóstoles encontramos a un Pedro que ha pasado, del miedo y la negación,  a ser un verdadero testigo de la Resurrección; a través de sus discursos proclama abiertamente que Jesús ha resucitado y en sus cartas lo proclama de la misma manera.

Nosotros somos llamados a ser testigos de la Resurrección de Jesús, esta alegría no podemos guardárnosla para nosotros, sino compartirla con los hermanos, esta es la vida de comunidad,  vivirla  desde la fraternidad, la solidaridad, siendo constructores de Paz. Hagamos que nuestras parroquias y grupos sean lugares comunitarios, fraternos, donde sepamos orar juntos y compartir lo que somos y tenemos.

Hoy tenemos que hacer realidad lo dicho anteriormente para que nuestra vida sea un fiel reflejo del mensaje de Jesús, para que las gentes que nos vean nos identifiquen, diciendo: “mirad cómo se aman” Esa es la señal de que somos creyentes y seguimos a Jesús muerto y Resucitado.

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