Textos Litúrgicos:
Gen 22,1-2.9. 10-13.15-18
Sal 115
Rm 8,31-34
Mc 8,2-10
Este es mi Hijo amado mi predilecto ESCUCHADLE
“Este es mi Hijo amado, mi predilecto, ESCUCHADLE”. En este segundo domingo de Cuaresma, siguiendo el camino hacia la Pascua, nos encontramos con un texto apasionante en el Evangelio, la Transfiguración del Señor en el monte Tabor.
El domingo pasado lo veíamos en el desierto preparándose para la Misión que el Padre le había encomendado, hoy, lo vemos ya metido de lleno en la vida pública, en la misión, acompañado del grupo de seguidores más íntimos, Pedro, Santiago y Juan.
Jesús lleva a sus tres amigos a la montaña, al Tabor, para vivir una experiencia excepcional, su transfiguración. Es una escena maravillosa en la que encontramos varios elementos importantes; la montaña como lugar de encuentro con el Señor, los discípulos más íntimos, Elías y Moisés que representan el Antiguo Testamento, y la voz del Padre que dice “Este es mi Hijo amado, escuchadle”. En este entorno se realiza la transfiguración de Jesús, elemento importante que Pedro querría vivir siempre. “Qué bien se está aquí”, pero Jesús da un paso más y les invita a bajar del monte y meterse en la vida ordinaria, en la vida de todos los hombres y mujeres.
En el hoy de cada día, nosotros nos encontramos con momentos como este, podemos experimentar el sentirnos con gozo en acontecimientos especiales, y no querríamos que pasaran, pero la llamada a lo cotidiano, no exento de dificultades y nubarrones, nos hace entrar en la realidad, la situación mundial, global en la que vivimos, violencias, guerras, desigualdades e injusticias que reclaman nuestra atención y actuación y a la que cada uno debe responder según sus posibilidades.
La escucha.
Otro punto importante que debemos tener en cuenta en este relato y en nuestra vida, es la “escucha”. No es lo mismo oír que escuchar, oímos muchas voces que reclaman nuestra atención, voces de la sociedad del bienestar, de la sociedad de consumo que nos ofrecen una vida muelle, una vida sin problemas, pero escuchar nos lleva a realizar una pedagogía de “ojos abiertos” que nos invitan a tomar partido por los descartados de la sociedad, a poner nuestro granito de arena y a ir más allá de nuestros propios límites.
Como dice el Papa en “Fratelli Tutti “Sociedades abiertas que integran a todos. Hay periferias también que están cerca de nosotros en el centro de una ciudad o en la propia familia. También hay un aspecto de la apertura universal del amor, que no es geográfico sino existencial”. (No. 97)
La pandemia nos está ofreciendo un compromiso de actuación muy en el hoy de cada día, enfermos, muertes, la soledad en la que viven y mueren muchas personas, problemas económicos y sociales como consecuencia de ella, es también un campo que reclama nuestra actuación.
Este es el mundo concreto, nuestro lugar de vida, dejar el Tabor y bajar a las periferias, es el mensaje de este domingo para la Cuaresma, para hacer realidad nuestra espíritu de conversión.
La primera lectura en la que vemos la gran fe de Abrahán que creyó contra toda esperanza y no dudó en sacrificar a su único hijo y en la Carta a los Romanos en la que Pablo nos invita a tener fe en Dios, nos pueden ayudar a vivir el camino cuaresmal.
Buen domingo, camino hacia la PASCUA.