Por: Odette Mukeshimana. Vita et Pax.
Experiencia compartida por Odette. Buenos días a todas/os. Teniendo presente sin cesar, delante de nuestro Dios y Padre, vuestra obra de fe, vuestro trabajo de amor y la firmeza de vuestra esperanza en nuestro Señor Jesucristo: agradezco mucho este momento de poder compartiros mi experiencia de estos tres años y cinco meses.
Experiencia compartida por Odette
Cuando recibí la noticia de venir a España, tuve alegría pero al mismo tiempo la preocupación de lo que suponía aprender español, veía que era muy difícil para mí. Además, acababa de integrarme en el trabajo, en verdad tuve la tentación de negarme a esa misión por miedo a la lengua. Tuve tiempo para orar y reflexionar y me vino la idea de que si era la voluntad de Dios saldría bien, sino, Dios me daría lo que yo puedo hacer. Así que dije Sí.
Mi misión aquí ha sido estudiar. Además, he podido conocer en profundidad la vida del Instituto, he tenido tiempo de convivir y compartir la vida y la experiencia de fe dentro de Vita et Pax y fuera de ella.
Aunque me costó aprender el castellano y entrar en otra cultura, me alegro de que ahora pueda leer y entender la historia de nuestro Instituto y los escritos de nuestro fundador. No solo eso, sino que puedo contar, desde la experiencia vivida desde el origen, lo que he visto y oído.
Recuerdo en clase, los primeros días, lo difícil que era para mí y lo aburrido. Me cansaba mucho, dormía, casi regresaba a casa sin ganas de volver al otro día. Pude superarlo gracias a que tenemos hermanas que son un don gratuito y me ayudaron mucho a seguir teniendo esperanza. Con su paciencia, atención, cariño y mucho amor, he podido salir a delante. Por eso os digo que he encontrado una familia, las compañeras de buen corazón.
Hay mucha gente a la que quiero dar las gracias porque se empeñaron en transmitirme sus conocimientos y su experiencia de fe, desde la actitud de escucha y sencillez: mis profesores; Ascensión que nos ayudó al inicio a aprender castellano; Carmen Martín que nos enseñó la historia del Instituto trabajando los documentos de los Institutos Seculares y los escritos de Vita et Pax, sobre todo, la cuarta Asamblea General y en la formación después de la Oblación; M. Jesús Antón nos acompañó en todo el papeleo para el permiso de residencia cada año, seguro médico, etc.
Gracias también a los alumnos con los que he podido compartir y me ayudaron mucho cuando se encargaban de que pudiera tener apuntes y me explicaban lo que yo no llegaba a entender. En realidad escuchaba mucho pero no entendía, así que ellos hacían todo mi trabajo.
Mi estudio ha sido una oportunidad de conocer y descubrir más a Jesús. Ya tengo el título de Perito en Pastoral. Pronto, el día 26 de agosto 2019, regreso a mi país, ha merecido la pena estar aquí. Voy dispuesta a lo que el Instituto y la realidad de mi país me necesiten, en la medida que pueda.
También gracias a la tecnología por la que he podido mejorar la manera de entender y ver la realidad. Me han gustado los medios de transporte como el metro, el tren tan rápido y puntual, el cine, etc.
ACTIVIDADES REALIZADAS FUERA DEL ESTUDIO
Además de estudiar, he hecho voluntariado en la parroquia Antonio María Claret (en la catequesis y oratorio). Dos meses he colaborado en El Karibu en cuidar a los niños, mientras sus madres aprendían el castellano. Un mes, he participado con la ONG Sercade, ayudando en la alfabetización a los migrantes, no pude seguir por problemas de salud. También trabajé en Siloé (Ciudad Real), para acoger y acompañar a las personas con problemas de drogas y sin techo.
Todo eso para mí ha sido una riqueza, una experiencia rica y bonita que me abrió la mente y el corazón. En general, el mundo necesita gente comprometida para enseñar, educar, escuchar, acompañar y, a la vez, que se deje enseñar por la realidad y el testimonio. Eso anhelo hacer.
TERMINO DANDO GRACIAS.
Doy gracias al Consejo que termina su mandato, hizo lo posible para que pudiera formarme y adquirir los conocimientos en Teología. Aprovecho este momento para, con mucha alegría, desear buena misión al nuevo Consejo, sé que no es una responsabilidad fácil.
Gracias a las cuatro con las que he compartido la vida cotidiana: Ascensión, Verena, M.J. Antón y M.C Martín. Muchas gracias por la confianza vivida a las de mi Centro de Madrid, hemos compartido mucho, nunca me he sentido sola. Gracias a todas las que estáis presentes y otras que no están aquí, gracias por la acogida y por todo, cada una con vuestro modo de ser me habéis dado vida y alegría.
Tengo un recuerdo especial de amor, por eso juntas damos gracias por la vida y la vivencia tan rica y bonita que me dejó huella, de las compañeras que hoy están disfrutando del Banquete del Cielo: Emy, Carmen Tálens, Patricia y M. Carmen Calabuig. Sus vidas y últimos días, han sido un testimonio vivo, consolador y esperanzador de una vida feliz, aquí y en el cielo. Por ellas sé que, en cualquiera situación, es posible dar la vida y la paz a los demás. Gracias que seamos felices.
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