Extracto de Alegraos. Carta hacia el año dedicado a la vida consagrada
«Al llamaros Dios os dice: “¡Tú eres importante para mí, te quiero, cuento contigo!” Jesús a cada uno de nosotros nos dice esto. ¡De ahí nace la alegría! La alegría del momento en el que Jesús me ha mirado. Comprender y sentir esto es el secreto de nuestra alegría. Sentirse amado por Dios, sentir que para Él no somos números, sino personas; y sentir que es Él quien nos llama».
El Papa Francisco orienta nuestra mirada al fundamento espiritual de nuestra humanidad para reconocer lo que hemos recibido por gracia de Dios y libre respuesta humana: Oyendo esto Jesús, le dijo: “aún te falta una cosa. Vende todo cuanto tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego, ven y sígueme”(Lc 8, 22).
El Papa hace memoria: «Jesús, en la última Cena, se dirige a los Apóstoles con estas palabras: No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido (Jn 15, 16), que recuerdan a todos, no sólo a nosotros sacerdotes, que la vocación es siempre una iniciativa de Dios. Es Cristo que os ha llamado a seguirlo en la vida consagrada y esto significa realizar continuamente un «éxodo» de vosotras mismas para centrar vuestra existencia en Cristo y en su Evangelio, en la voluntad de Dios, despojándoos de vuestros proyectos, para poder decir con san Pablo: No soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí (Ga 2, 20)».
El Papa nos invita a una peregrinatio hacia atrás, un camino sapiencial para encontrarnos en las calles de Palestina o junto a la barca del humilde pescador de Galilea; nos invita a contemplar los inicios de un camino o mejor de un acontecimiento que, inaugurado por Cristo, nos lleva a dejar las redes en la orilla, el banco de los impuestos en el arcén de la carretera, las veleidades del zelote entre las intenciones del pasado. Medios todos inadecuados para estar con Él.
Nos invita a detenernos con paz, como peregrinación interior, en el horizonte de la primera hora, donde los espacios están caldeados de relación amistosa, la inteligencia se abre al misterio, la decisión entiende que es bueno entregarse al seguimiento de ese Maestro que sólo tiene palabras de vida eterna (cf. Jn 6,68). Nos invita a hacer de toda la «existencia una peregrinación de transformación en el amor».
El Papa Francisco nos llama a detenernos en el fotograma inicial: «La alegría del momento en que Jesús me ha mirado» y evocar significados y exigencias relacionadas con nuestra vocación: «Es la respuesta a una llamada y a una llamada de amor». Estar con Cristo supone compartir su vida y sus opciones; requiere la obediencia de fe, la bienaventuranza de los pobres, la radicalidad del amor.
Se trata de renacer por vocación. «Invito a cada cristiano […] a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso».
Si quieres ir descubriendo lo que Dios espera de ti, te ofrecemos acompañamiento vocacional a través de nuestro Secretariado de Espiritualidad. Puedes ponerte en contacto con:
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