2º Domingo del tiempo ordinario, Ciclo C
Por: Marita Oliver. Vita et Pax – Pamplona
Gestos para anunciar el Reino
Acabamos de celebrar la Epifanía, la manifestación de Dios, su presencia entre nosotros, y seguimos con sus ecos en lo cotidiano de la vida, al inicio del tiempo ordinario. Las lecturas de este domingo profundizan en la presencia de Dios, en los signos que hará Jesús a lo largo de su vida para mostrarnos al Padre, para remitirnos más allá de los hechos.
No sólo es la ausencia de vino, que en lo mejor de la boda se acaba. La escena narrada nos presenta a una María que impulsa la acción de Jesús, que mira la realidad dejándose afectar por ella, observa una carencia ‘no tienen vino’, y tanto ella como Jesús actúan desde la perspectiva del Reino.
De esa misma observación de la vida participa Jesús, nos lo muestra aquí y en las múltiples parábolas. Siempre parte de lo que ya existe -aunque sean las tinajas de la purificación ritual de los judíos-, y desde ahí anuncia lo nuevo con gestos dadores de vida, anuncia el banquete del Reino.
Jesús recupera las tinajas para el nuevo lenguaje, las utiliza en el signo de la llegada del Reino. Quizá, desde las sociedades más desarrolladas, caemos con demasiada frecuencia en lenguajes conformistas, en los ‘esto no sirve…’, ‘llegados a este punto…’, ‘nosotros qué podemos hacer…’, etc.; y nos falta esa mirada creativa y creadora para dar uso con sabor a fiesta a las tinajas vacías, para seguir la fiesta con buen vino para todos.
Queremos aprender con Jesús a mirar, a reinterpretar, a releer las situaciones de la vida, los reveses, y encontrar en ellos la presencia de Dios acompañándonos.
La respuesta de Jesús frente a la escasez de vino hará que el relato quede inmortalizado en la simbología cristiana. La actitud tanto de Jesús como de María, cuestiona nuestra actitud ante las penurias que viven muchas familias de nuestro entorno en la situación actual. Cuestiona nuestra ‘mirada’ de la realidad, ¿miramos atentas a las carencias, observando, dejándonos afectar o dejando pasar una secuencia de imágenes y situaciones mientras estamos absortas en lo nuestro?
San Pablo lo responde desde una finalidad incuestionable: “En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común”. Ese será el criterio que dirá si nuestra actitud ante la realidad manifiesta el Espíritu de Jesús, la repercusión de nuestras actuaciones y decisiones en el bien común.
El relato del evangelio termina: “Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos y creció la fe de sus discípulos”. Lo sucedido en Caná nos recuerda que son necesarios los gestos para anunciar el Reino, que necesitamos actualizar, con fidelidad creativa y con hechos, los signos de Jesús para “Contar a los pueblos su gloria…” (Salmo 95).
Que el Señor nos ayude a ser generosas, a ofrecer el mejor vino hasta el final de la fiesta, sin desfallecer: “Por amor… no descansaré hasta que rompa la aurora su justicia” (Is.62,1).