Un Instituto secular es una asociación de personas laicas que viven en el mundo comprometidas con la realidad cotidiana, colaborando en la construcción de una sociedad más justa, solidaria y fraterna -el Reino anunciado por Jesús-, viviendo su consagración bautismal y siguiendo a Cristo a través de los consejos evangélicos.
Los Institutos Seculares, cuyo elemento esencial es la vivencia de la secularidad consagrada, son una realidad todavía muy joven en la Iglesia. Surgen en la primera mitad del siglo XIX y son aprobados por el Papa Pío XII en 1947, en la Constitución Apostólica “Provida Mater Ecclesia”. Han nacido y se han desarrollado inspirados por el anhelo profundo de una síntesis entre estos dos polos:
La plena consagración de la vida a Dios según los consejos evangélicos: pobreza, castidad y obediencia.
La plena responsabilidad de una presencia y de una acción transformadora desde dentro del mundo para dignificarlo y santificarlo.
En esta síntesis de Secularidad y Consagración, ninguno de los dos aspectos debe ser infravalorado.
Los miembros de los Institutos Seculares son, por tanto, personas –mujeres u hombres- laicas consagradas. Laicas que no piden ningún privilegio, ni civil ni eclesiástico, que los separe de los otros fieles. Por eso, el espacio específico de su trabajo puede ser cualquier estructura de ámbito político, social, familiar, económico, etc. y ejerciendo todas las profesiones o compromisos. En esta “normalidad” quieren ser auténticos seguidores y seguidoras, testigos de Jesucristo, que quieren sentir y hacer sentir de verdad, que Dios ha creado el mundo y “anda” en medio de él. Porque saben que el mundo, nuestra sociedad, está preñada de semillas de Reino.
Utilizamos cookies propias y de terceros, para realizar el análisis de la navegación de los usuarios. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración u obtener más información aquí. ACEPTAR