Bautismo del Señor. Ciclo B
Por: Equipo de Eucaristía
Jesús inicia su misión
Los pecadores buscan a Juan
Las épocas de crisis suelen ir acompañadas de movimientos sociales. En la época de Jesús, además, tenían tintes religiosos. La crisis social, económica y política era consecuencia –pensaban ellos– de la desobediencia a la alianza con Dios y a las alianzas con las fuerzas mundanas. Juan aparece como un vigía que otea el horizonte y llama con urgencia: «cambiad de vida», «el tiempo se acaba». Juan es testigo de que las personas necesitan saberse perdonadas por Dios; muchos quieren que la cosa cambie. La situación de entonces se puede actualizar: ¿quién no necesita saberse reconciliado, amado, animado, recuperado?
Jesús se pone a la fila
La sorpresa de Juan es que su bautismo era para pecadores, ¡y Jesús se pone a la fila! El pecado se comprende como «desobediencia», y Jesús no es un pecador, porque Él es el totalmente obediente a Dios. Sin embargo, Jesús quiere ponerse como uno más, esperando su turno, en solidaridad con todos los pecadores, indicando de este modo cómo comprende su misión: Él viene a buscar y a anunciar el Reino desde el lugar de los que lo necesitan, no desde los palacios o el Templo.
La misión que inicia Jesús
Jesús se hace bautizar para iniciar su misión; no es el fin de algo, sino el comienzo. Toda su vida entregada culminará en la muerte en cruz y en la resurrección. El bautismo cristiano no es el de Juan, sino el bautismo en la muerte y resurrección redentora y resucitadora de Jesús. La voz del cielo así lo confirma: «este es mi Hijo, muy amado». La confesión de fe en Jesús supone contemplar de forma receptiva cómo da comienzo el anuncio y la presencia del Reino. La solidaridad con los necesitados no es un adorno en la vida de Jesús, sino un signo visible de su misión.