Domingo 12º del T.O. Ciclo C
Por: Dionilo Sánchez Lucas. Seglar. Ciudad Real.
También como Jesús tenemos que tener momentos de “oración a solas”, de encuentro con Dios, de meditar y reflexionar nuestra vida, a veces serán preocupaciones y sufrimientos, otras esperanzas y alegrías, pero toda nuestra vida ha de estar impregnada por el amor de Dios.
Podemos hoy también responder la pregunta ¿quién dice la gente que es Jesús?, unos dirán que fue un buen hombre, un ideólogo y revolucionario de su tiempo, un líder espiritual, un incomprendido y un loco que quiso morir en una cruz; serían respuestas diversas, más o menos acertadas, pero por lo general faltas de concreción porque no responden desde la vida.
Por eso Jesús nos sigue preguntando a cada uno: ¿Quién decís que soy yo?, con esta cuestión nos tenemos que enfrentar cada uno, en cada momento, en cada circunstancia y en cada etapa de nuestra vida. Las respuestas, aún de la misma persona, van a ser diferentes, según el estado y la situación que estemos viviendo, pero buscaremos en nuestro interior para encontrar en el Señor la palabra y la vida, que nos dé luz para continuar el camino.
A pesar de la diversidad de respuestas por nuestra parte, debemos buscar a Jesús en el evangelio, en el mismo hay respuestas que prevalecen siempre.
Jesús es el Hijo de Dios. “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco” Lc 1,22. Es tan grande el amor y la misericordia de Dios que se encarnó en el mundo para ser como cada uno de nosotros, como cada hombre y mujer, y al mismo tiempo ser Dios, de ahí su presencia humana y divina.
Jesús con su evangelio enseña y testifica los deseos del Padre para la humanidad. Durante su vida pública, no hace sino manifestar el amor que Dios nos tiene. Jesús se muestra cercano a la situación de cada hombre y mujer, se compadece de las personas que sufren, de los más pobres, de los que están enfermos, por eso resucita al hijo de la viuda, cura a los ciegos, a los leprosos, a los paralíticos. Él es misericordioso y perdona los pecados de aquellos que han obrado mal, los invita a que cambien su vida. Ama a todos, nos dice: ”amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian” Lc 6,27.
Jesús nos muestra el Reino de Dios que irrumpe con Él, proclama las Bienaventuranzas que ofrecen felicidad para los que tienen esperanza a pesar de las dificultades; nos habla por medio de parábolas para que comprendamos quienes somos, como nos situamos en la vida y hasta donde llega el amor de Dios para recuperar la persona pérdida.
Jesús nos invita a seguirle, a continuar por su camino, el cual no va a ser fácil, porque transcurrirá con el dolor y el sufrimiento de uno mismo o del que esté a nuestro lado, pero nos llama a gastarnos y entregarnos a los demás, a dar vida para encontrar la plenitud de nuestra vida.