La iniciativa de Dios
Textos Litúrgicos:
Ex 24,3-8
Sal 115
Heb 9,11-15
Mc 14, 12-16. 22-26
La pasión de Dios por la libertad le llevo, a salvar a un pequeño pueblo al que habían hecho esclavo y vivía sin dignidad, ni respeto. Lo saco de Egipto y lo puso en camino a través del desierto, en búsqueda de la liberación. Parecía que todo acababa allí pero no, Dios se mostró a ellos y les hizo una promesa: “siempre estaré con vosotros” y les preguntó si querían ser su pueblo y si lo aceptaban como su único Dios. Con una libertad recién estrenada se convirtieron en su pueblo. Aceptaron la iniciativa de Dios y la hicieron suya. Él sería su Dios y ellos serían su Pueblo.
El pacto se celebró con una cena, era un pacto de sangre, para los judíos la sangre es la Vida. Pero la historia no fue bien y los resultados no eran los esperados, por parte del pueblo israelita.
Nosotras también hemos hecho un pacto con Dios y tenemos la experiencia de lo frágil que, en ocasiones, no respondemos a nuestro compromiso como seguidoras de Jesús, sin que suene a justificación, no es fácil en nuestra sociedad llevar a buen término nuestros compromisos. Pero también es cierto que a Jesús y sus seguidores no se lo pusieron fácil.
Y Dios pensó que sería bueno dar una nueva oportunidad pero esta vez se encarnó en un hombre: Jesús de Nazaret y a través de Él llegó a todo ser humano. Esta vez Dios se abaja hasta su creación. Y Jesús celebra otro pacto diferente, en él Jesús se ofrece a sus discípulos como el alimento que les dará fuerza para recorrer el camino que les lleve a la LIBERTAD y al coraje de ser alimento para otros; con otro pacto de sangre les da a beber el vino y les da su sangre, su Vida para demostrarles que se puede Amar hasta el infinito. Y en ese momento el pan y el vino se reparte y se comparte.
La Eucaristía es una ofrenda a Dios Padre y una solidaridad con Jesucristo, su Hijo y con toda la humanidad, es un compromiso de todo ser humano en favor de la justicia, la libertad, la verdad, la igualdad y la paz.
En la fiesta del “corpus” celebramos la fraternidad, es la fiesta de la fraternidad, porque lo que Dios quiere es que vivamos una vida plena y sepamos transformar todo aquello que nos impide vivir en plenitud.