La novedad que nos aporta el Bautismo

La novedad que nos aporta el Bautismo

Bautismo del Señor, Ciclo A

Por: Chus Laveda. Vita et Pax. Guatemala.

Celebramos hoy el bautismo de Jesús y con él, el bautismo de todas las personas que queremos reconocer con  Jesús, al  D**s  trascendente generador de vida que está en lo más profundo de cada ser humano.

Jesús va al encuentro de Juan y le pide  ser bautizado. Con ello nos manifiesta su capacidad de ir más allá de lo que siempre fue, algo intuyó que le llevó a buscar a Juan. Ya estaba circuncidado y, por lo mismo, dentro del pueblo elegido. Pero Jesús busca novedad. Siente que el D**s que va animando su vida  es diferente a lo conocido hasta ahora. Es una declaración pública de que para ir al encuentro del D**s trascendente hay que, si es necesario, romper esquemas y arriesgarse a otro modo de entender  y manifestar su verdad. Así cumple “todo lo que D**s quiere”.

Porque lo que D**s quiere es que le sintamos cercano, entrañable, buena noticia para nuestra vida, libres y felices, sin ataduras ni leyes que rompan la fraternidad y la armonía con el cosmos.

También Juan intuye novedad en Jesús, por eso duda de bautizarlo. Hasta que acoge el hacer lo que de nuevo Jesús le presenta. Ya se va prefigurando el significado de lo que después manifestará en  su predicación  acerca del Reinado de D**s, donde nadie es más que nadie.

Será en el desierto donde Jesús hará una experiencia profunda de encuentro con este D**s de la Vida.

Una vez cumplida la misión de Juan, y bautizado Jesús, dice el texto de Mateo que “se abren los cielos se ve al Espíritu de Dios que desciende en forma de paloma y se escucha una voz que dice: este es mi Hijo muy amado”. Es cierto que D**s  habla por boca de su Hijo, al que tenemos que escuchar, pero podemos releer el texto desde otra perspectiva. Tal vez el Espíritu no sólo inundó a Jesús, sino a todas las personas que estaban allá y escucharon su voz porque percibieron en Jesús a alguien especial, con una novedad diferente y profunda para sus vidas y para su percepción del D**s trascendente como alguien entrañable y cercano y de Jesús como su Hijo predilecto.

Yo creo que Jesús tuvo una experiencia tan honda de D**s como Padre y Madre,  que no tuvo duda en definirse como Hijo.

Hoy también estamos llamadas todas las personas a hacer una profunda experiencia del D**s Sabiduría, a saber “escucharlo” para poder reconocernos hijas e hijos, en Jesús, predilectos del D**s trascendente.

Ojalá que en la fiesta en la que celebramos su bautismo, renovemos  el nuestro con esa misma novedad.

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