Por: D. Cornelio Urtasun
Dicen que es difícil convencer al hombre de hoy de la necesidad que tiene de ORAR. ¿No será que la dificultad radica en un concepto falso de la oración?
Pedir, solo pedir a un Dios “tapa-agujeros” ¿Tiene valor el clamor de Jeremías: “La tierra está desolada porque no hay quien recapacite en su corazón”?
La panorámica de hoy en gran parte ¿no es fruto de un mundo que no ora, que no sabe orar?
2. Orar en Vita et Pax
Orar para los miembros de Vita et Pax, es aire fresco para sus pulmones. Si les falta el aire, mueren. Característico del Instituto es la oración de amistad. Se llama oración de amistad, al conversar de nosotros con Jesucristo, real y verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento del Altar, como un hombre habla con su amigo, como el hijo habla con su padre, la mujer con el marido, el enamorado con la enamorada, con sencillez, con naturalidad, con palabras llanas que salen del corazón y que van dirigidas al corazón del Señor.
No es definición que se encuentra por ahí. Es el regalo que Dios ha hecho a Vita et Pax y es la razón y explicación de su ser.
3. Qué es la oración de amistad
El amigable conversar con nuestro Señor Jesucristo real y verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. El encuentro con Jesucristo Amigo, con mi Amigo Jesucristo. Hablar con Jesucristo como se habla con un amigo.
¿Cómo enhebramos la conversación con un amigo, con el amigo de nuestra mayor confianza? El saludo, la conversación, la despedida. Algo así: lleno de sencillez, de diafanidad, de descomplicación, de cariño, de delicadeza, de ternura.
4. La amistad divina
4.1. Canto a la amistad con Dios
Salmo 16: “Por eso se me alegra el corazón y hasta mi carne en seguro descansa, pues no has de abandonar mi alma a la muerte, ni dejas a tu amigo ver la corrupción”
Salmo 22 (21) “Le confió a Yahvé, pues que él le libre, que le salve, puesto que es su amigo”.
Salmo 37 (36) “Apártate del mal y obra el bien. Tendrás para siempre una morada; porque Yahvé ama lo que es justo y no abandona a sus amigos”.
Salmo 40 (41) “En esto sabré que Tú eres mi amigo…”
Salmo 85 (84) “…pues habla Yahvé de paz, para sus pueblo, para sus amigos…”
Salmo 86 (85) “Guarda mi alma, porque soy tu amigo. Salva a tu siervo que confía en ti”
Sab 1,6 “La Sabiduría es un espíritu amigo de los hombres”
Sab 7,22-23 “Hay en ella un espíritu del hombre”
La Sabiduría forma los AMIGOS DE DIOS Y DE LOS HOMBRES. Sab 11, 26 “…Señor, amigo de la Vida (todo lo perdonas porque todo es tuyo…). Sab 12,19 “Obrando así enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser amigo de los hombres”.
4.2. Nuestro amigo Jesucristo
“Amigo de publicanos y pecadores” Mt 11,19
“Amigo: con un beso entregas…” Mt 26,50
“Os digo a vosotros, mis amigos…” Lc 12,4
“Todos sus amigos se mantenían a distancia” Lc 23,49
“Nuestro amigo, Lázaro, descansa…” Jn 11,11
“Nadie tiene amor más grande, que el que da la vida por sus amigos” Jn 13, 14.15
“Vosotros sois mis amigos… Os he llamado amigos”… Jn 15, 14-15
5. Así era Jesucristo
Sensible a la amistad con todos los estratos de la humanidad. Jesucristo, después de su muerte no cambió absolutamente nada, tampoco después de su Resurrección.
La historia de cada una de las apariciones contada por los cuatro Evangelistas, reflejan aquel corazón profundamente queredor, amigo y amador de los hijos de los hombres.
Los diálogos con Jesucristo en el Evangelio son las páginas quizá más arrebatadoras: Emaús (Lc 24, 13 -35); Tiberíades (Jn 21, 1-17); María Magdalena (Jn 20,11-18); Nicodemo (Jn 3,1-21); La Samaritana (Jn 4, 1-42); Resurrección de Lázaro (Jn 11,1-43); el ciego de nacimiento (Jn 9, 1-41). Diálogos de Dios con Moisés: Ex 33,20. Nm 12,7. Dt 34,10.
6. Así sigue siendo Jesucristo
El Jesucristo de los días de su vida mortal al que nos hemos asomado. El Jesucristo Resucitado que hemos contemplado: sencillo a la amistad, provocador del diálogo, cariñosamente guasón, provocador de las declaraciones de cariño, es el que está en el Santísimo Sacramento del Altar.
Está como es. Está como era. Quien tenga fe no puede menos de lanzarse en picado hacia Él a trenzar la más fiera de las amistades.
La ley del “dime con quién andas y te diré quién eres” es, entre otras, la razón que nos avasalla para buscar la amistad que Jesucristo nos brinda.
7. Mi amistad con Jesucristo
¿Cómo potenciarla? Como toda amistad: ni más ni menos: progresividad, poco a poco.