No tengamos miedo.

 Domingo 18º del T.O. Ciclo C

Por: M. Ángeles del Real Francia. Mujeres y Teología. Ciudad Real

Eclesiastés (1,2;2,21-23):  … todo es vanidad!… ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol? De día su tarea es sufrir y penar; de noche no descansa su mente. También esto es vanidad.

Parece que el escritor sagrado quiere avisarnos, que caigamos en la cuenta de lo superfluo que es vivir preocupad@s por tantas cosas… quizás su época no sea tan distinta a la nuestra, donde lo que se busca es el rendir, la utilidad, vivimos deprisa, sin detenernos, sin dejar espacio para la calma, sin permitirnos vivir de verdad, sin descubrir lo importante…nos fatigamos inútilmente, buscamos tener de todo, diversión, dinero, emociones…y mientras tanto no vivimos de manera plena, de esa forma a la que estamos llamad@s a ser. La vida es un regalo inmenso, no dejemos que pase sin saborearla, sin descubrir la perla preciosa, sin descubrir que estamos en un tiempo de gracia, de don, de misericordia, en donde Dios se nos quiere dar Todo, no vivamos en la vanidad que es vivir dispersos, no centrados en lo que merece la pena, preocupad@s y fatigad@s por el hacer y el tener.

Sal 89    Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo
.

Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos…

El salmo nos recuerda la bondad del Señor que nos habita y nos renueva cada mañana. Solo si nos dejamos hacer, solo si le dejamos ser en nuestro ser mas profundo, cuanto hagamos será para bien…, serán prósperas las obras de nuestras manos.

Colosenses (3,1-5.9-11):    … os habéis despojado del hombre viejo, con sus obras, y os habéis revestido de la nueva condición que, mediante el conocimiento, se va renovando a imagen de su Creador…Cristo, que lo es todo, y en todos.

 Tantas veces buscamos saciarnos de cosas inútiles, nos introducimos en la vorágine de la eficacia, hacemos y hacemos, vivimos en lo viejo, en lo que no tiene valor, en lo que no nos sacia, en lo que no nos da vida, sin profundizar, vivimos ajen@s a nosotr@s mism@s, a los demás y al Don de la vida, en la superficialidad, sin llegar a lo verdaderamente importante, sin percibir la presencia de Dios y sin responder a esa presencia, ignorándola y así seguimos fatigándonos. Tenemos sed y hambre de eternidad, sin embargo no nos creemos que tenemos en nosotr@s la semilla de la vida, no llegamos a saber, a reconocer que no andamos sol@s, sino que en lo mas profundo somos habitad@s. Ser habitad@s es ser sostenid@s y amad@s incondicionalmente, es dejar que la Ruah ilumine nuestro caminar, nuestro ser, que nos vaya modelando cada día mas a imagen de Cristo, dejar que haga nuevas todas las cosas. Es la Ruah quien hace verdad el vivir en la conciencia de ser habitad@s, de sabernos ya nueva creación que caminamos hacia la plenitud donde Cristo es “todo en todos”

Lucas (12,13-21): «Mirad: guardaos de toda clase de codicia…»…Y les propuso una parábola: «Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha…Y se dijo: “..derribaré los graneros y construiré otros más grandes..”…Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”. Así es el que atesora para SÍ y no es rico ante Dios».

Tenemos miedo. En verdad creemos que todo depende de nosotr@s, nos afanamos por acumular, por tener, como si la vida dependiera de lo que nosotr@s pudiéramos conseguir, el afán de posesión cada vez es mas fuerte, nuestra época esta marcada por el consumismo y el desperdicio, acumular sin sentido, buscando en las cosas satisfacer nuestra hambre y nuestra sed sin cuidar, sin mirar, sin respetar…nos estamos embruteciendo y depredando cuanto está a nuestro alcance. En el trasfondo está el miedo… el miedo a perecer, miedo porque vivimos centrad@s en nosotr@s, sin fiarnos…, cabe preguntarnos, dónde y en quien hemos puesto nuestra confianza. ¿Realmente nos fiamos, dejamos que Dios tome las riendas de nuestro corazón, de nuestro ser?, ¿estamos dispuest@s como María a decirle “hágase como tu dices”, porque me fío? Parece, mas bien, que no nos llegamos a fiar, nos decimos cristian@s, pero el miedo y la desconfianza no nos dejan experimentar que somos amad@s y sostenid@s. Pidamos al Espíritu que nos libere del miedo y acojamos la Presencia que nos hace ser, confiemos en la bondad de quien nos ama hasta el extremo, tenemos en nosotros la perla mas preciosa, dejémonos enriquecer y dejemos que Dios sea Don en nosotr@s y así podamos llegara a ser criaturas nuevas, don para tod@s. “Todo es nuestro”. Gustemos que bueno es el Señor.

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