Otro mundo es posible… y necesario ¡Reorientemos nuestras vidas!
Por: Sagrario Olza
“Una de las causas del abismo humano y del agotamiento medioambiental que padecemos es la forma de vida intensamente consumista de las sociedades desarrolladas. Se impone por tanto un cambio en nuestro estilo de vida occidental…” (1)
Se habla mucho de la necesidad de cambiar: nuestros hábitos, costumbres, estilos… pero nos cuesta concretarlo y ponerlo en práctica.
Sin duda que, convencidas personalmente, vamos realizando pequeños gestos que colaboran al cambio y sensibilizan y animan a otros a mirar la vida de modo diferente. Consideremos también la importancia y posibilidad de sumar fuerzas y favorecer sinergias, entre nosotras y en nuestros ambientes: hay grupos, organizaciones, plataformas, redes… abiertos a nuestra participación.
Son muchas las dimensiones en las que podemos fijarnos y en las que podemos emplear nuestras fuerzas.
Ante todo, tengamos los ojos abiertos para mirar al mundo en el que vivimos y abramos nuestros oídos para escuchar los mensajes que nos llegan desde el 80% de sus habitantes. Contemplemos la realidad, hagamos balance con el Proyecto de Dios para todos sus hijos… y ¡actuemos! Podemos… Podemos hacer algunas cosas… y no sólo algunas… ¡Podemos….!
- …estudiar y profundizar en el funcionamiento del sistema predominante, que nos ha llevado a la situación que estamos viviendo, estando atentas/os a escritos, documentos, charlas y/o cursillos de especialistas: analizando causas y efectos y poniendo en práctica sus propuestas.
- … interesarnos por el ”fenómeno de los recortes” y su incidencia en los colectivos más vulnerables: discapacitados y dependientes, parados –jóvenes, no tan jóvenes, familias enteras-, inmigrantes, mujeres y menores en situaciones de riesgo, familias “atrapadas” por las hipotecas, etc. así como el incumplimiento de los Pactos contra la Pobreza y los que afectan a la Cooperación Internacional, sin olvidar a los sectores de Educación y Sanidad Públicas, etc.… y poner en práctica nuestra solidaridad, en la medida de nuestras posibilidades…
- … denunciar situaciones de pobreza, marginación, violación de derechos humanos, etc. participando en manifestaciones, aportando firmas, “apareciendo” en los medios de comunicación social…
- … emplear nuestro tiempo libre –si lo tenemos- en la acogida y acompañamiento a inmigrantes y personas solas; apoyo a los “sin papeles”, marginados o excluidos, personas y familias en paro; apoyo a mujeres: maltratadas, analfabetas, con cargas familiares, prostitutas, etc.… preferiblemente colaborando en organizaciones creadas para esos fines.
- … preocuparnos de los aspectos referentes a la ecología; del cuidado de la Naturaleza; de evitar o reducir la contaminación del medio ambiente, poniendo en práctica tantos medios que ya conocemos… Interesarnos también por conocer nuestra “Huella ecológica” –personal y colectiva- y actuar en consecuencia.
- … llevar una vida más austera, menos exigente, más abierta hacia los demás, fijándonos en los muchos –muchísimos- que tienen menos que nosotros, en los que ni cubren sus necesidades básicas, en los que no tienen acceso a la enseñanza, a servicios de salud, a vivienda… Pensando en los que no tienen garantizada el agua potable ni la comida diaria; pensando en los niños que mueren de hambre… Podemos vivir bien con mucho menos de lo que hoy consideramos “necesario”.
Podemos… podemos… reorientar nuestra vida. Es necesario, de justicia y además urgente. Podemos hacerlo de manera individual y colectiva. Podemos ayudar a que otras/os lo hagan. Nuestro testimonio puede ser un estímulo para otros.
Y si podemos… ¿no lo vamos a hacer?
(1) “Una vida sobria, honrada y religiosa”. José Eizaguirre. Ed. Narcea. 2010