Portadoras de la Vida y de la Paz

Domingo 2º del Tiempo Ordinario Ciclo A 

Por: Maite Menor. Vita et Pax. Guatemala

Hoy la liturgia nos invita a escuchar la voz de la Divina Sabiduría que a cada un@, nos llama para una tarea, para una misión. La primera lectura nos invita a sentirnos llamad@s, ya desde el seno materno, D**s se ha fijado en nosotr@s, en cada un@, nos ha formado y tejido con sumo cuidado. Nos llama para que seamos luz en la oscuridad de nuestro mundo, para que iluminemos tantas realidades y experiencias de personas que se encuentran en un túnel sin ver ni encontrar la salida. Es un buen momento para preguntarnos si en nuestra vida, iluminamos o deslumbramos, si anunciamos el Reino o nos anunciamos a nosotr@s mism@s. ¿Nos podrá decir D**s esas palabras del profeta Isaías: “Tú eres mi siervo de quien estoy orgulloso”?

Igualmente, en la segunda lectura, Pablo nos dice que somos llamad@s para transmitir la gracia y la paz de parte de D**s. ¡Cuánto necesita nuestro mundo la paz!, esa paz que brota de dentro, sin necesidad de mucho marketing ni propaganda. Paz que se irradia cuando actuamos desde la honestidad, sencillez, autenticidad, coherencia de vida… Paz que nace de la búsqueda del Reino y su justicia ¿Será que nuestro mundo está como está porque no buscamos el Reinado de D**s sino que buscamos una vida fácil y sin complicaciones no importándonos lo que ocurre a nuestro alrededor?

Juan en su evangelio nos habla de que ha contemplado el Espíritu de D**s. Para contemplar hay que querer ver, hay que tener el deseo y la actitud de contemplación. “La capacidad de ver el mundo no está en el mundo sino en una”, dice Humberto Maturana. ¿Hacemos por tener esa actitud de contemplación? ¿Somos capaces de percibir las presencias escondidas de D**s en medio de las duras realidades que vemos diariamente?

Portadoras de la Vida y de la Paz

¡Ojalá! nosotr@s también podamos contemplar la presencia de la Ruah en nuestra vida y en la vida de nuestro mundo, en todo lo que tiene vida, incluida nuestra madre naturaleza y todo lo que contiene. Solo percibiendo la presencia del Espíritu de D**s y dejándonos penetrar por Él, podremos dar testimonio de la acción de D**s en la cotidianidad de nuestras vidas.

Que la liturgia y vivencia de lo que celebramos nos ayude a ser portadoras de la vida y la paz, y que sea nuestra propia vida la que manifieste la acción de D**s. Que seamos personas cada día más humanas y humanizadoras.

 

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