Por: MaJesús Antón. Vita et Pax. Teruel
Domingo 1º de Adviento, Ciclo C
Que no nos distraigan las luces
Hace días que nuestras calles están llenas de luces que anuncian la Navidad, ya está todo preparado para las grandes fiestas: luces, regalos, comidas…
Pero no, antes de la Navidad viene el Adviento, tiempo de preparación para un gran acontecimiento.
El Adviento invita al silencio, a compartir, a acoger. Es un tiempo de espera, de vigilia, de austeridad y profundidad. Esperamos lo más importante de las fiestas: Dios hecho hombre débil, frágil que quiere compartir con nosotras su humanidad.
La sociedad de consumo -que todo lo adelanta-, trata de distraernos, de disfrazar el sentido de la fiesta. Esta sociedad nos pone ojos para mirar lo de arriba, lo que cuenta, lo que produce, lo superfluo. Y además nos acelera para que no tengamos tiempo para pensar.
¡Qué bofetada para los pobres, para los que realmente viven esta crisis tan brutal! ¡Ofenden la dignidad de las personas más vulnerables!
Adviento nos invita a mirar al revés de la historia, a buscarla bajo el signo de la debilidad en un entorno prepotente. Sensibles a la realidad del momento, dejémonos tocar por Jesús y hagamos posible vivir de otro modo la Navidad.
Adviento, un tiempo brevísimo (así me parece a mí) pero intenso, de nuevo resuenan en él las voces de los profetas que son los grandes protagonistas de estas cuatro semanas, invitados a preparar el camino al Señor. Con su palabra nos sacuden y espabilan, nos ponen alerta, nos trasmiten un mensaje de alegría y esperanza, nos ayudan a descubrir en ella el paso de un Dios que se ha hecho debilidad humana y quiere hacerse presente compartiendo nuestra vida. Jeremías sabe mirar lejos y anunciar la salvación aún cuando aparentemente solo hay desesperanza, nos hace ver que la justicia y el derecho será una realidad porque a pesar de las amenazas y destrucción, Dios cumplirá sus promesas.
Tengamos cuidado no se nos embote la mente. Jesús advierte a sus discípulos que permanezcan en pie, siempre vigilantes “estad en vela, orad en todo tiempo para que tengáis fuerza”
Habrá signos… alzad la cabeza se acerca nuestra liberación nos dice el evangelio de hoy. Signos tenemos, nos hace falta verlos, tener la mirada puesta en Jesús, en el mundo, en nuestras hermanas y hermanos más débiles. Acompañemos nuestra mirada con signos de amor, gastando nuestra vida al encuentro de los más desfavorecidos. No vaya a ser que nos digan a las creyentes de hoy: “vino a los suyos, y los suyos no le recibieron”, porque estaban ciegas y distraídas con otras cosas.
¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven pronto que te esperamos!