Domingo 5º de Cuaresma, Ciclo B
Por: Ascensión de Vicente. Vita et Pax. Pamplona
Queremos ver a Jesús
Seguimos el camino cuaresmal hacia la PASCUA. En este camino hemos ido reflexionando sobre diferentes aspectos importantes de la vida de Jesús, Tentaciones en el desierto, la Transfiguración en el Tabor, la expulsión de los mercaderes en el Templo y el encuentro con Nicodemo.
Hoy la liturgia nos ofrece dos temas de reflexión. unos Griegos que querían conocer a Jesús, y la otra sobre cómo Jesús encara su muerte “Si el grano de trigo no muere…”
Aquellos griegos eran extranjeros que se sintieron atraídos por lo que habían oído de Jesús y buscan los medios para poder acercarse a El, se sirven de intermediarios. Jesús no viene solamente para el pueblo judío, Jesús viene y se encarna para todos los hombres y mujeres y esto lo manifiesta en diferentes episodios de su vida, por ejm. el encuentro con la Samaritana, hoy, son los griegos los que se acercaron a Jesús, esto nos da una dimensión de la universalidad del mensaje. En este momento de la historia, nos podemos hacer la pregunta, “quiénes son hoy los “griegos”? ¿son los que viven en todas las periferias existenciales o geográficas como tanto nos repite el Papa Francisco, es decir todos los marginados o excluidos de la sociedad?.
Otro tema importante es el de los mediadores que nos muestran a Jesús, los que nos sirven de intermediarios, que hemos ido encontrando a lo largo de nuestra vida, sean personas o acontecimientos que nos han marcado el camino de seguimiento a Jesús. Podemos preguntarnos. ¿Qué es lo que nos atrae de El? ¿Son los momentos de gloria o los de sufrimiento y anonadamiento? El es el Crucificado, en quien vemos y contemplamos su gran amor que le lleva hasta la cruz.
Estamos dispuestos/as a seguirle por el camino de la donación y de la entrega que nos lleva hacia la cruz?
Jesús mismo nos responde. “Ahora es glorificado el Hijo del hombre…”y nos presenta cual es el camino para esa glorificación. “Si el grano de trigo no muere, queda infecundo.” Hay que morir para vivir, morir a sí mismo, a nuestros egoísmos e insolidaridades, a nuestras ansias de tener y poder, para poder dar vida a los demás. No se puede engendrar vida sin dar la propia. No es posible ayudar a vivir si no se está dispuesto/a a desvivirse por los demás, a tomarse en serio el Evangelio.
La Pascua es la fiesta de la vida, en la que se nos invita a reflexionar sobre a que tendríamos que morir hoy para dar vida al mundo, a los más desfavorecidos de la sociedad.
- Morir al Yo, al egoísmo
- Morir a la avaricia y a la insolidaridad
- Morir a la acumulación de bienes
- Abrirnos al compartir lo que somos y tenemos
Siempre cercanos/as a los que menos tienen a los que más sufren, a los marginados y excluidos.. Teniendo en cuenta lo que el Papa Francisco nos dice en el Mensaje para la Cuaresma. “Hoy podemos hablar de la globalización de la indiferencia” y le pide al Señor ”nos dé un corazón semejante al suyo”, para no caer en el vértigo de la globalización de la indiferencia”
En estas dos semanas que nos quedan para la celebración de la Pascua, avivemos los deseos más profundos de nuestro corazón, de ser vida para los demás para así poder cantar con alegría el A L E L U Y A Pascual.