UNA MIRADA DE CONJUNTO Y PREPARACIÓN

P. Cornelio Urtasun

La “Semana Mayor” de las celebraciones litúrgicas. La resonancia de la Semana Santa o Semana Mayor, en todos los estamentos de nuestros ambientes, es enorme: las celebraciones litúrgicas, las extra-litúrgicas, las populares de pueblos, parroquias, cofradías, asociaciones… sobre todo los Vía crucis. La fuerza de los Misterios transfundida en las costumbres de estos días santos, por antonomasia.

Semana Santa, corazón y cumbre de la Cuaresma; consumación del sacrificio pascual de Jesucristo que, año tras año, se va consumando y completando para la vida del mundo.

Dos partes fundamentales: Domingo de Ramos, entrada solemne en la Pasión, y el Triduo Sacro: Jueves Santo, Viernes Santo, vigilia Pascual.

Pascua: Jesucristo resucita, nos resucita. El Cristo total Resucitado. Resurrección alimentada con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad.

No hay explicación que aclare plenamente este Misterio. Como tampoco el orden natural de determinados misterios de la naturaleza… ¿Cómo se explica que un pedazo de pan que comemos se convierta en cuerpo…?

Cuando el Señor se entregó a la muerte, lo hizo llevado del amor a los hombres hasta el extremo, el Amor al Padre, el deseo de acabar con el dominio de la muerte, la voluntad de rescatar la vida, no dejar al hombre abandonado al poder de la muerte.

Igualmente esa muerte y resurrección de Jesucristo, produjo en la Iglesia, en la familia humana y en cada uno de los creyentes, entre tantas gracias éstas:

• Alegría

• Aumento de fe

• Seguridad en Aquel de quien nos fiamos

• Concordia

• Paz

• Gozo espiritual

Cada vez que la Iglesia celebra litúrgicamente la Pascua del Señor, Éste derrama nuevamente y reproduce las actitudes que le llevaron a la primera Resurrección y vuelve a producir en la Iglesia y en los creyentes, los mismos frutos que en su nacimiento:

• Amor a los hombres

• Amor al Padre

• Amor a todo lo creado

• Amistad con Dios

• Filiación